Duros a cuatro pesetas en el sector eléctrico
La del título es una expresión que aunque anticuada es perfectamente aplicable al concurso de suministro eléctrico de Adif (Renfe). El resultado inicial ha sido aplastante: si Adif aceptase los precios propuestos, implicaría que el Gobierno portugués ha decidido subvencionar el transporte ferroviario en España.
Digo esto porque de los 2.295 GWh en concurso, de forma inicial, Hidrocantábrico (controlada en un 96% por EDP, a su vez un 20% propiedad del Estado portugués) ha sido el mejor precio en un 65% del volumen; mientras que Endesa ha sido el mejor precio en un 32%; Iberdrola ha ofertado el mejor precio en un 1,1%; Unión Fenosa en un 0,6%; Viesgo en un 0,4%, e Hispaelec (EDF) en un 0,06%. Nosotros, es decir Centrica, que el año pasado resultamos adjudicatarios de un 8%, de momento hemos sido mejor precio nada menos que en un 0,0%.
Hasta aquí la situación puede ser completamente normal, a Centrica se le puede acusar de ser extremadamente conservadora, y por ello haber obtenido el justo precio a esa actitud. El problema viene cuando Centrica, consciente de la actual situación de altísimos precios del pool eléctrico (52 euros/MWh de media en 2005), había decidido ser lo más agresiva posible, siendo su límite máximo la Ley de Defensa de la Competencia, que prohíbe vender a pérdida (artículo 17 de la Ley de la Competencia Desleal).
La decisión comercial en el momento de la oferta era clara:
l Calcularíamos los costes reales: todos los costes regulados (tarifa de peaje o ATR, asumiendo una subida del 3%, impuesto municipal, impuesto eléctrico, garantía de potencia, moratoria nuclear y pérdidas de transporte y distribución) y los costes del mercado libre, englobando estos últimos el precio de la electricidad, las restricciones técnicas y los servicios auxiliares. Es este último concepto, costes del mercado libre, el único en el que cabe la duda. Respecto al precio de la energía caben dos opciones: o especular o atenernos a lo que dicen los mercados. Por un lado, el mercado físico (Omel) que marca un precio de 52 euros/MWh en 2005, y por otro lado, el mercado financiero de futuros, que la víspera de la entrega de la oferta a Adif (Renfe) nos daba un precio previsto para el año 2006 de 47 euros/MWh.
l Dado que Adif (Renfe) era un cliente con el que bien merecía hacer un esfuerzo comercial, decidimos añadir a los costes anteriores un margen comercial de 0,0 euros/MWh.
Así lo hicimos, llenos de esperanzas de ser mejor precio en algunos puntos de suministro, tal y como ocurrió el año pasado, pero al ver que Centrica fue mejor precio en cero puntos de suministro nos embargó la duda. ¿Nos habremos equivocado al calcular el precio? Pero los revisamos, y la respuesta fue negativa: los precios estaban perfectamente calculados. La conclusión por tanto es única: los otros han vendido a pérdida de forma consciente. Eso sí, existe cierto grado de subjetividad, en función de cómo se valoren las restricciones técnicas y los servicios auxiliares, por lo que puede concederse un +/- 5% de diferencia en el precio sin incurrir en venta a pérdida.
Por curiosidad hemos analizado qué precio de la energía se ha utilizado para los cálculos, y nos hemos damos cuenta de que en la gran mayoría de los casos han sido precios de la energía para 2006 de entre 36 euros y 39 euros/MWh. Recordemos que el único precio de mercado existente público y transparente es de 47 euros/MWh, una diferencia de 8 euros/MWh.
Esta situación ya no da lugar a ninguna duda respecto a posibles estimaciones de provisiones. Desde una perspectiva contable, esos contratos registran respecto al mercado una pérdida de 8 euros/MWh que, considerando todo el volumen conseguido inicialmente por Hidrocantábrico, supone aproximadamente unas pérdidas contables de partida, antes de que comience 2006, de 10 a 15 millones de euros.
Como director general y consejero delegado de una filial de una empresa cotizada en Bolsa, mi prioridad son los accionistas, que con sus esfuerzos e ilusiones ponen sus ahorros en las manos de los consejos de administración de las empresas en forma de acciones para que éstos se lo rentabilicen y maximicen. A mí me resulta imposible pensar qué le diría al señor Smith, o al señor Pérez, o al señor Kawasaki o a la misma señora Giménez, todos ellos muy apreciados accionistas de Centrica, cuando les tuviera que justificar que, conscientemente, el consejo había decidido, no sólo no rentabilizar al máximo sus ahorros, sino regalárselos a los usuarios del sistema ferroviario español para que sus billetes fueran más baratos de lo que deberían ser.
Supongo que esto es un asunto de experiencia, ya que una vez explicado a los accionistas por qué se financia la electricidad al regulador del sistema eléctrico español, CNE (ver Cinco Días del 12 de agosto de 2005), el explicar por qué financiar el sistema ferroviario español es más de lo mismo. En conclusión, gracias al Gobierno portugués por financiarnos el tren español; y en nombre de la señora Giménez, del señor Smith, del señor Pérez y del señor Kawasaki, gracias a Centrica por cuidar de sus ahorros.