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Secretos de despacho

Sosiego cerca del cielo en SAS

Ole Johansson dirige Scandinavian Airlines desde el piso más alto de sus oficinas

Vivió durante varios años en Barcelona coincidiendo con los Juegos de 1992. Y se enamoró de España. Después, lo trasladaron a Varsovia (Polonia) y no veía el momento de 'regresar a casa', asegura el danés Ole Johansson, director general de SAS Scandinavian Airlines para España y Portugal, refiriéndose a sus deseos de volver a España. Lo cierto es que si se repasa su currículo sorprende su trayectoria internacional, pues ha trabajado, además de en las citadas ciudades, en Dinamarca, Buenos Aires (Argentina), Estocolmo (Suecia), Fráncfort (Alemania) y desde hace tres años en Madrid. 'En el fondo me siento español', afirma este ejecutivo desde su despacho, situado en el piso más alto de un edificio de oficinas en pleno centro de la ciudad, desde donde se divisa una de las mejores postales de la capital. Trabaja muy cerca del cielo. 'Es muy agradable ver todo desde las alturas'.

Ocupa un pequeño espacio, en el que se respira mucha paz y tranquilidad. No suele perder los nervios, aunque como todo directivo, asegura que tiene sus preocupaciones. 'Conozco la empresa para la que trabajo desde hace 40 años y sé que todos los problemas tienen solución. Creo que se funciona mejor así que con una actitud agresiva y estresante'. De todas formas, advierte que el negocio de las aerolíneas es bastante agresivo en estrategias e iniciativas. 'La competencia es feroz y la responsabilidad muy grande, por eso hay que ser muy creativo para ofrecer cosas diferentes'. Johansson habla de forma pausada y explica que para trabajar sólo requiere de un buen equipo de profesionales. Añade que es afortunado, porque lo tiene. Sólo les pide dedicación, profesionalidad, habilidad para trabajar en equipo, carácter abierto, flexibilidad y tolerancia. 'Este negocio requiere precisamente de mucha tolerancia porque es una industria donde se realizan constantemente cambios. También es necesaria la flexibilidad para aceptar todos esos cambios tan frecuentes y bruscos que vive el sector'. Como directivo requiere, además de todo lo anterior, de capacidad y perspectiva para analizar las cosas a largo plazo y en diferentes contextos. 'Espero, además, tener habilidad para inspirar y motivar a la gente y para facilitar todos esos atributos que deseo que tengan', asegura Johansson, que en estos momentos también ejerce como Embajador de buena voluntad de la ciudad de Copenhague.

Si algo admira de los ejecutivos españoles es su capacidad de trabajo, aunque les anima a que estrechen los lazos comerciales entre España y los países escandinavos. 'Se trata de un mercado grande y con un poder adquisitivo alto. Es un pueblo que conoce bien a España, un destino muy popular para el turismo de estos países', añade.

Ole Johansson trabaja una media de 10 horas al día y no sabe desconectar. 'Siempre hay que estar atento e inventando nuevos conceptos y maneras para posicionar la compañía en el mercado, y eso no se hace dentro de un horario establecido'. Añade que tampoco tiene tanto mérito y que no es el único directivo que trabaja un poco más, aunque sea con el pensamiento. 'Cada comentario que nos hace un cliente lo atendemos como sugerencia para mejorar el servicio que ofrecemos'.

SAS Scandinavian Airlines, la cuarta aerolínea europea, ofrece posibilidad de desarrollo profesional a todos sus empleados. 'Trabajamos con otras aerolíneas como Spanair, tenemos participaciones en el Báltico, cadenas hotelera y muchas otras actividades en las que promocionarse'.

Desde hace 40 años, y tiene 59, trabaja en la misma compañía y nunca ha sentido la necesidad para mudarse. 'No puedo imaginarme una empresa o industria más interesante. En mi vida laboral he tenido 15 diferentes puestos distintos y eso me ha enriquecido enormemente'. Y ahí tiene previsto continuar. 'Porque somos como un buque grande que entra en un destino y después recibe órdenes para ir a otro. Ahora estamos navegando en buena forma y nos dirigimos hacia nuevos destinos'. Eso sí, espera seguir navegando en Madrid.

La taza que le da tranquilidad

Necesita tenerla siempre cerca. Ole Johansson ha de tener a mano su taza de café. Se la regalaron cuando dejó Barcelona, hace 15 años, y desde entonces le ha acompañado en todo momento. 'Es un símbolo, me da tranquilidad, pero sobre todo me preocupa cuando no está encima de mi mesa'. Tampoco faltan unas piezas de fruta, por aquello de que hay que cuidarse y mantenerse en forma.Se confiesa una hombre ordenado, pero con manías. Por ejemplo, hacer varias cosas a la vez. 'La desestructuración y el caos son necesarios y hay que admitirlos, sobre todo cuando hay que ser innovador y con iniciativa de manera constante'.Johansson es un hombre de rutinas diarias y, por supuesto, eso conlleva orden. Tampoco puede vivir sin el ordenador y un teléfono cerca. 'Con esas facilidades tecnológicas puedo trabajar desde cualquier punto del mundo'. En su despacho hay varios mapas, una de sus auténticas aficiones. 'Aunque los veo todos los días, siempre encuentro algo nuevo por descubrir'.Es aficionado al golf, la fotografía, la música, la familia y los viajes. 'Y mi trabajo, que para mí es un hobby, porque realmente es muy interesante lo que hago. Estoy desde hace 40 años en la misma compañía y para mí es como si fuera mi primer día de trabajo'.

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