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Tribuna
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La innovación que traen las multinacionales

A menudo las filiales de compañías multinacionales son percibidas como enclaves económicos poco vinculados con el sistema productivo local. El autor asegura que es un mito y considera crucial el papel que ejercen estas subsidiarias en la promoción del I+D español

Las subsidiarias de multinacionales extranjeras que operan en España son a menudo percibidas como enclaves económicos poco vinculados con el sistema productivo local y con escasa participación en actividades estratégicas o de I+D. Sin embargo, este estereotipo es hoy inapropiado, y puede afirmarse que las subsidiarias extranjeras desempeñan un papel crucial en el sistema español de innovación.

Aunque sigue siendo cierto que las empresas multinacionales concentran en su país de origen la mayor parte de las actividades de I+D, durante los últimos años han diversificado geográficamente una mayor parte de éstas, no sólo para adaptar sus productos a los mercados locales, sino también para absorber y combinar las capacidades tecnológicas específicas de distintos sistemas nacionales de innovación. En efecto, desde 1995 a 2001 el gasto en I+D realizado por empresas multinacionales en países distintos al de la matriz creció a una tasa anual cercana al 15%. Las empresas multinacionales están evolucionando desde estructuras jerarquizadas hacia sistemas en red, donde las subsidiarias pueden contar con responsabilidades de alcance global y con mayor participación en las actividades innovadoras y en la toma de decisiones estratégicas.

Junto a los anuncios de deslocaliza-ciones se reciben en España noticias de nuevas inversiones en activi-dades de I+D de alcance global

En concreto, las subsidiarias de multinacionales extranjeras localizadas en España operan principalmente en industrias de alto contenido tecnológico y son superiores a las empresas de capital nacional en gasto en formación, I+D y otras variables tecnológicas. La mejor muestra de su contribución directa al sistema español de innovación es que su gasto en I+D representa casi una tercera parte del gasto interno en I+D del sector empresarial. Este ratio es similar a la media de la UE, y supera al de Francia (21%), Alemania (25%), Grecia (4,5%) o Polonia (4,6%), pero es menor que en Reino Unido (41%), Irlanda (65%) o la República Checa (45,3%).

Además de esta contribución directa, es también destacable su contribución indirecta, que se produce mediante el derrame de conocimiento desde las subsidiarias de capital extranjero hacia las redes empresariales y centros de investigación españoles.

Los derrames de conocimiento pueden ser tanto intencionados (colaboración en I+D, cesión de derechos de propiedad intelectual, etcétera) como no intencionados (aprendizaje a través de la interacción, movilidad de capital humano desde las subsidiarias hacia empresas de capital nacional, etcétera).

En los últimos años los flujos entrantes de inversión extranjera directa han descendido bruscamente en España y ha aumentado el miedo a las deslocalizaciones y el escepticismo sobre la capacidad del país de atraer y retener los proyectos de inversión de multinacionales extranjeras. Muchos economistas han caracterizado a España en el contexto actual de la UE como 'país intermedio', que difícilmente puede competir en costes con los nuevos miembros del Este, ni tampoco en excelencia con los países de Europa central y del norte. España y el resto de la UE también afrontan una mayor competencia proveniente de países como India y China que -aunque todavía de forma incipiente- cada vez atraen una mayor proporción de las actividades innovadoras de las empresas multinacionales.

Pero junto a los anuncios de deslocalizaciones, sobre todo en actividades de producción industrial, hemos recibido también noticias de nuevas inversiones dirigidas a la realización de actividades de I+D de alcance global desde España, que quizá hayan pasado más desapercibidas, pero no dejan de ser muy relevantes. Sin ánimo exhaustivo, algunos ejemplos destacables de grandes empresas extranjeras que han abierto centros de I+D en España durante los últimos años son Lucent Technologies, Lilly, Boeing o Hewlett-Packard. Más recientemente, tanto Microsoft como IBM anunciaron también que crearían nuevos centros tecnológicos en un futuro próximo.

Es importante que sigan llegando este tipo de inversiones si ha de alcanzarse la ambiciosa meta que se ha marcado el Gobierno español en el contexto de la estrategia de Lisboa: lograr en 2010 un gasto en I+D del 2% del PIB, con dos terceras partes provenientes de las empresas, cuando actualmente el gasto en I+D apenas supera el 1% y las empresas aportan sólo el 54%. Para lograrlo deben promoverse no sólo las actividades de I+D de las empresas nacionales sino también las de las subsidiarias extranjeras que operan en España.

Cuando las subsidiarias atraen el mandato de desarrollar actividades innovadoras en España se produce una valiosa convergencia entre las estrategias de las empresas multinacionales y las de nuestro país. Por estas razones, el Gobierno debe esforzarse más que nunca por atraer y retener los proyectos de I+D de multinacionales extranjeras, para lo cual es esencial una estrecha coordinación entre las políticas de innovación y las políticas de promoción de la inversión extranjera directa.

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