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perfil psicológico

La rigidez aleja a los buenos ejecutivos de la excelencia

Los directivos españoles son trabajadores, lógicos y organizados, pero les pierde la falta de flexibilidad

Los ejecutivos españoles son lógicos, analíticos y con una alta capacidad de decisión, y además prevén los fallos con anticipación, critican los planes de forma coherente y son buenos organizadores del trabajo. En algunos aspectos, son excelentes. De hecho, el Estudio de personalidad de los directivos españoles 2005, elaborado por el Instituto de Liderazgo, encuentra aún más rasgos positivos en estos trabajadores, como su alta capacidad de resistencia y su habilidad para organizar operaciones con antelación. Pero también detecta algunas deficiencias: entre ellas, su 'escasa flexibilidad ante los cambios' y su obsesión 'por la estabilidad'. Manejar las situaciones de estrés elevado no es su fuerte.

El Instituto de Liderazgo ha establecido este perfil psicológico genérico después de analizar las respuestas de 559 directivos pertenecientes a los sectores de telecomunicaciones, farmacéutica, seguros, transportes, consumo, construcción y automóviles. En comparación con otros países, los españoles muestran una personalidad similar a la de los ejecutivos del resto del mundo, aunque son más organizados y lo pasan peor cuando tienen que afrontar cambios. Son las principales diferencias.

Estilo de dirección

'Los ejecutivos españoles son muy buenos gestores y trabajan mucho', señala el socio consultor del Instituto de Liderazgo Pedro Gioya, 'pero no son tan buenos líderes'. El socio director de esta empresa, Juan Rivera, coincide en señalar que 'fallan en la gestión de personas y en la comunicación'. Estas características personales de los profesionales se reflejan en el estilo de dirección: el estudio indica que a los ejecutivos 'les gusta mandar y se responsabilizan con rapidez, aplican y adaptan las experiencias pasadas a la resolución de problemas, van directamente al núcleo del tema, son rápidos en la toma de decisiones y actúan como jefes tradicionales, respetando la jerarquía'. Los expertos del Instituto de Liderazgo, sin poner en entredicho el perfil psicológico de los encuestados (pues el estudio se basa en las tendencias naturales a la hora de actuar, tomar decisiones y percibir la realidad, que es lo que moldea los comportamientos), creen que las características de los ejecutivos españoles están bien para puestos técnicos (en los que hacen falta más acción que reflexión y más táctica que estrategia) pero no tanto para la alta dirección.

Hay trabajo por hacer, pero se trata de algo normal. 'La situación', explica Juan Rivera, 'es fruto de la evolución de la sociedad española en los procesos de gestión. Estos managers empezaron a trabajar durante la transición y han ascendido haciendo bien lo que les pedía el jefe'. Lo que ocurre es que ahora se piden otras cosas. 'La sociedad y el marcado van cambiando y a los directivos se les exige que tengan en cuenta el impacto en las personas', asegura Pedro Gioya. 'Ahora se busca un estilo de dirección más flexible', matiza Rivera.

Sin embargo, es una realidad comprobada por el Instituto de Liderazgo que el directivo español no gestiona bien la diversidad, no encaja bien a la gente que piensa diferente. 'Y es imprescindible aceptar que la diversidad genera riqueza', asegura la socia consultora Ramona Vicente. El estudio, de hecho, señala que los directivos mejorarían su eficacia si dieran 'algo más de libertad' y permitieran a los demás 'hacer ciertas cosas a su manera', si se preocuparan más por el 'gran cuadro estratégico' que por los pequeños detalles, cuya gestión pueden encargar a los subordinados.

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