El gran paso
La actual dirección de Telefónica ya manifestó meses atrás que pretendía situar a la compañía entre una de las mayores empresas de telecomunicaciones del mundo. Para alcanzar dicho objetivo es imprescindible contar con una fuerte presencia en Europa.
Con la compra de O2, en caso de completarse satisfactoriamente, Telefónica entrará en dos de los principales mercados europeos con una destacada masa crítica. Se convierte en el segundo operador de telefonía móvil en el Reino Unido y el tercero en Alemania. Como consecuencia, el porcentaje del beneficio operativo procedente de Latinoamérica se reduce, aumentando significativamente el correspondiente a Europa. El peso del viejo continente (sin España) pasará en este año 2005 del 5% al 21% del beneficio operativo del grupo (Ebitda). El nuevo perfil de Telefónica será, tras esta operación, más global y diversificado geográficamente.
Un factor relevante de la operación radica la financiación de la misma al 100% con deuda, sin acudir a ampliaciones de capital. La excelente gestión financiera de la compañía en los últimos años y su fuerte generación de caja se ha traducido en una situación financiera reconocida y envidiada en el sector. Dicha situación le permite ahora acometer una inversión de más de 25.000 millones de euros sin tener que recurrir a solicitar financiación a sus accionistas. De este modo, al no emitirse nuevas acciones de Telefónica, la operación aumenta el beneficio por acción desde el primer año, incluso con la elevada prima pagada por O2. Pese al considerable esfuerzo financiero Telefónica mantendrá su política de retribución al accionista, conservando el dividendo, que a los precios actuales supone una rentabilidad por dividendo del 4% y la política de recompra de acciones. A su vez, la calificación crediticia de su deuda (rating) seguirá en niveles aceptables para el mercado (al menos BBB).
La reacción a corto plazo de las Bolsas ante operaciones como la de Telefónica sobre O2 no ha de condicionar las decisiones estratégicas de las compañías
El futuro cercano pasa por un mercado europeo de servicios. Previsiblemente uno de los pioneros sea el mercado de la telefonía móvil. Telefónica ha demostrado en el pasado ser capaz de adquirir, gestionar y obtener sinergias de las compañías compradas, principalmente en Latinoamérica. Aprovechando el anuncio de la operación sobre O2, Telefónica ha incrementado las previsiones de sinergias en la adquisición de Bellsouth en un 50%. Ahora ha de demostrar que es capaz de rentabilizar en la misma medida sus inversiones europeas, como ya lo está haciendo en Cesky Telecom.
La reacción a corto plazo de las Bolsas ante este tipo de operaciones no ha de condicionar las decisiones estratégicas de las compañías. Al igual que ocurrió con la adquisición de Cesky Telecom, o con la compra de Abbey por el Banco Santander, los mercados inicialmente desconfían de la bondad de estas operaciones. Uno de los temores de los inversores radica en la posibilidad de entrar en una guerra de opas en las que el precio final diste del inicialmente ofrecido. No obstante, el hecho de realizar la operación exclusivamente en metálico y de ser una oferta amistosa con el visto bueno de la unanimidad del consejo de administración de la empresa opada, despeja algunas incertidumbres. Aunque no se puede descartar una contraopa por parte de Deutsche Telekom o de Vodafone, no parece fácil que este movimiento vaya a tener lugar dada la prima ofrecida y el pago en metálico.
La vida empresarial está siempre asociada al riesgo. El riesgo existe tanto en el planteamiento de operaciones como la aquí comentada como en intentar sólo conservar el status quo actual. Esta última opción parece ser la adoptada por algunos de los grandes operadores europeos. Afortunadamente Telefónica ha vuelto a tomar la delantera a sus rivales. Primero fue con la inversión en Latinoamérica. Hay que recordar las críticas a los presuntos 'elevados' precios pagados en las adquisiciones brasileñas que con el paso del tiempo nadie duda que fue una operación acertada. Telefónica también se adelantó a sus rivales segregando el área de móviles en una nueva empresa para gestionar más eficazmente un mercado en expansión. Telefónica se volvió a adelantar al resto del sector al ser la primera en tomar la difícil decisión de amortizar aceleradamente casi 6.000 millones de euros de las licencias de UMTS no utilizadas. Ahora vuelve a tomar la delantera a sus rivales al realizar la operación de concentración más importante del sector en Europa.
Telefónica con esta operación, caso de ser exitosa, conseguirá un mayor perfil de crecimiento, ganar escala y diversificar mercados. Al estar financiada la operación sólo con deuda, sin emisión de acciones, habrá más beneficio y cash flow libre a repartir entre los accionistas. Pese a ello, la desconfianza del corto plazo puede pesar coyunturalmente sobre la cotización.