'Hay que apostar por lo que nos diferencia del resto'
El presidente de la patronal del calzado cree que el problema de la competencia china debe abordarse desde dos ópticas: haciendo cumplir la ley y buscando un nicho propio de mercado
Rafael Calvo tiene muy claro lo que no necesita el sector del calzado ('ningún observatorio para analizar problemas, grupo de estudio o cabeza pensante nos ha dicho nunca algo sobre nuestra industria que no supiésemos ya') y no le cuesta demasiado enumerar cuáles son los retos y las soluciones que precisa. Presidente desde 1982 de la Federación de Industrias del Calzado Español y desde hace unos meses de la Confederación Europea del Calzado (CEC), ha iniciado su labor en este último organismo con la presentación de una petición formal a Bruselas para abrir un procedimiento antidumping contra China.
¿Cómo ha iniciado el año el sector?
El primer semestre ha seguido la tónica del año anterior y tampoco había razones objetivas para pensar que fuese de otra manera. Sin embargo, este segundo semestre se inicia con mayor optimismo derivado de las ferias europeas y americanas a las que hemos asistido y que han mostrado un ambiente mejor.
¿Qué medidas están solicitando para frenar la competencia asiática?
Todo el sector manufacturero europeo afronta una situación que deriva de la agresividad de China como país productor con mano de obra barata que influye en sus precios. Nosotros hemos reaccionado de dos maneras: por un lado, hemos pedido a Bruselas que ponga en marcha un procedimiento antidumping contra China; y por otro, reclamamos a las autoridades nacionales y autonómicas que tomen medidas para que no se produzca la entrada ilegal de productos chinos. Lo que hay que hacer es lograr que cada uno cumpla con su obligación. Si se respetan las fronteras, si se obliga a que la actividad comercial sea legítima y si se respetan las reglas del juego el problema chino se minimiza. No desaparece, pero se minimiza.
Usted se ha referido a menudo al mercado chino como a una oportunidad, ¿sigue pensando lo mismo?
Con toda la prudencia del mundo y sin olvidar lo que he dicho antes, yo creo que hay que cooperar con China porque es un mercado potencial interesantísimo. Y lo creo pese a que hay rumores que afirman que sostener esto es perjudicial para el procedimiento antidumping que hemos solicitado. En mi opinión, son cosas absolutamente diferentes. Hacer que China respete las reglas del juego es una exigencia; cooperar con ella es una necesidad y una conveniencia. Y si esto es incompatible, alguien me lo tendrá que explicar.
Y las empresas del sector ¿comparten esa visión?
Este sector, como todos, no es monolítico. Hay un cierto número de empresas, cada vez más elevado, que han seguido en los últimos años unas estrategias que compartíamos desde la FICE y ello les ha llevado a estar en una posición difícil, pero competitiva y con futuro. Esas empresas ven China como una oportunidad, están abriendo tiendas allí y cooperando de una forma muy positiva. También hay otra parte del sector, que merece muchísimo respeto, pero que no está en condiciones de abordar acciones de este tipo. Para esas empresas vamos a abrir una oficina de proyectos y apoyo para ayudarles a incorporarse a ese primer grupo.
¿Cuál es el camino para dejar atrás los problemas actuales?
Lo que está ocurriendo en nuestro sector es que hay una falta de pedidos. En Europa, que es nuestro mercado natural, hay países que están sufriendo una crisis económica y se están aprovisionando en los países asiáticos. Y en EE UU el cambio dólar-euro nos perjudica. ¿Qué hay que hacer? Pues buscar una posición diferenciada respecto a China que nos permita competir, posicionarnos en un segmento más alto, defender nuestro made in y nuestra condición de producto europeo, invertir en marca y diseño e intervenir en la distribución. Porque los chinos pueden ser todo, menos europeos.