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Batalla por el sector energético

Cambio de planes en la expansión del número uno constructor

El golpe de timón de Florentino Pérez da más peso a la división industrial de la primera constructora del país, pero la 'hipoteca' para futuras compras

El inesperado golpe de timón capitaneado por el presidente de ACS, Florentino Pérez, rompe esquemas. La operación ha sorprendido no sólo en el sector de las constructoras, sino incluso en el entorno de algunos accionistas de la propia Fenosa.

La complementariedad más clara de Unión Fenosa dentro de la actual estructura del grupo es la división de servicios industriales, la segunda que más beneficio reporta tras la construcción (un 27,6% el año pasado), por delante de servicios urbanos y de concesiones. Los planes de expansión apuntan claramente a la diversificación -como llevan tiempo haciendo todas las grandes constructoras- pero en el caso de ACS, más hacia servicios. Ahora el grupo tendrá que apostar, dentro de este campo, por un área más concreta, la industrial, para aprovechar la aportación de Fenosa.

En esta división, ACS engloba a dos grandes filiales, Grupo Cobra y Dragados Industrial, de las que cuelgan otras siete empresas de menor tamaño, respectivamente. Muchas de ellas, dedicadas a instalaciones eléctricas, como los servicios auxiliares de Cobra, SEMI (especializada en el sector ferroviario) o Maessa, además de instalaciones en subestaciones eléctricas (CYMI) o de explotación y construcción de parques eólicos (Eyra). Además, Dragados Offshore, especialista en construcción de plantas de energía y de gas, tiene a las eléctricas como uno de los principales clientes, y entre ellas, Unión Fenosa.

La operación duplica el nivel de deuda y también la inversión que ACS tenía planteada para su plan de crecimiento

Lo que ACS ha dejado claro es que quiere explotar al máximo la incorporación de la eléctrica a su cartera. Y así se refleja cuando dice que 'dada la experiencia de ACS en los servicios de subcontratación industrial, se esperan conseguir ahorros de costes significativos' en la eléctrica. Y además prevé 'incrementos de facturación' en la división de servicios industriales, tanto en mantenimiento como en desarrollo de infraestructuras energéticas. Según el grupo, la operación le aporta, asimismo, 'estabilidad y recurrencia' porque es un paso más en su estrategia para configurarse como un 'operador global de infraestructuras'. Y 'añade valor' al grupo y al accionista.

En cuanto a potencial del negocio de la eléctrica, ACS cuenta con las expectativas de una nueva regulación en el sector y una hipotética subida de tarifas que sería rentable, además de los frutos que le pueden empezar a dar a Fenosa sus inversiones en el negocio del gas. La eléctrica gallega es la única compañía de su sector que tiene presencia en toda la cadena del gas, desde la producción, transporte, regasificación y distribución, hasta el cliente final. Además, otro de los atractivos que aporta Fenosa son los 640 millones de plusvalías que ha logrado tras la venta del 18,7% de Auna a France Télécom.En el lado menos positivo, exhibe una de las mayores ratios de endeudamiento, con una deuda financiera de 7.070 millones al cierre de junio y un apalancamiento (el peso de la deuda neta sobre el patrimonio) del 57,4%.

Una de las grandes consecuencias de la compra para el plan de expansión de la compañía es que el desembarco en el sector energético por la puerta grande es que la hipoteca para futuras adquisiciones. Así, se rompe el planteamiento inicial que tenía la empresa, que contaba con inversiones de unos 1.000 millones para su expansión. La compra duplica esta cifra. El resto de competidoras (Ferrovial, FCC, Acciona o Sacyr Vallehermoso) pueden aprovechar esta posible pasividad ante las oportunidades de adquisición que se presenten en el negocio de servicios, blanco de todas ellas.

Otro de los aspectos relevantes de la operación es el endeudamiento. El importe de la compra situará la deuda neta de ACS en 3.900 millones de euros, lo que supone que la deuda pesará un 160% en el patrimonio neto de la compañía (a junio era de 2.206,2 millones). Esta ratio de apalancamiento la sitúa muy por encima de sus competidoras. Una vez financiada la operación, ACS cree 'que la deuda neta con recurso a los accionistas', es decir, que no se contabilizará con cargo al grupo, se situará en 1.700 millones. Esto significa que el peso sobre el patrimonio se reducirá al 70%. Al cierre del primer semestre era del 54,9% y ACS había conseguido rebajarlo desde el 77,9% del mismo periodo del año anterior. Lo cierto es que, en un principio, la compra duplica el endeudamiento de ACS.

Si el grupo se plantea financiar parte de la operación con una ampliación de capital, hay expertos que apuntan que el mercado no la acogería con excesiva alegría y que a ACS le puede costar colocar las acciones. De momento, la empresa ha dicho que la mayor parte se financiará mediante préstamos. Pero tiene que definirlo.

Tras conocer la operación, en el mercado empezaron a planear dudas sobre si ACS entra en Fenosa para quedarse o hay posibilidades de deshacer la inversión a un plazo sin determinar con plusvalías.

'No le vemos lógica industrial, ni empresarial' a la compra, apuntan en una casa de análisis. Una de las tesis que maneja el mercado es que podría haber una oferta de un nuevo inversor por Unión Fenosa al que poder colocar la participación a mayor precio y obtener el rendimiento. No obstante, ACS ha recalcado el mensaje de que su compra se hace con vocación de permanencia.

En cualquier caso, según varios analistas consultados, la acción comienza un periodo en el que se verá penalizada hasta que los objetivos no se despejen más claramente. El grupo que preside Florentino Pérez asegura que la operación no diluye el beneficio por acción.

Esquemas que se repiten

En la operación de Florentino Pérez aparecen no pocas similitudes con las dos compras que le dieron el control de Dragados hace dos años y le han permitido a ACS colocarse como número uno en construcción y servicios de España y el cuarto en Europa. Esquemas que se repiten. Por ejemplo, en abril de 2002 ACS compró el 23,5% de la constructora Dragados al Santander. El mimo vendedor que ahora, Emilio Botín. Y casi la misma participación, frente al 22% que le dará el control en Unión Fenosa. Este número también se repite, porque cuando nueve meses después ACS lanzó una opa por el 10% de Dragados ofreció 22,22 euros por acción, el mismo precio que pagó al primer banco del país por el primer paquete.

Y también entonces hubo la misma reacción de sorpresa ante la compra, que se gestó sin el acuerdo del equipo gestor dirigido por Santiago Foncillas. Aunque aquella vez era para claramente ganar tamaño en construcción y servicios y ahora se trata de entrar en actividades en las que hasta ahora no se operaba directamente. Un alto directivo del sector calificaba la operación de ACS como una 'iniciativa de un empresario de primera generación', al que más que el negocio tradicional de su empresa le importa abrir nuevas áreas de actividad.

El grupo no tiene intención de recomponer el consejo

Una de las incógnitas que se plantearon en un primer momento al conocerse el desembarco de ACS en Unión Fenosa es qué posición quiere tener en el consejo.El Santander comunicó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores que, tras la venta de su 22% en Unión Fenosa, los cuatro representantes que tiene en el consejo de la eléctrica (además del presidente, Antonio Basagoiti; Miguel Geijo, Gonzalo Milans del Bosch y Marcial Portela) presentarán su dimisión.El nuevo accionista, el grupo de construcción y servicios ACS, tiene la opción de ocupar estos cuatro puestos o reivindicar algunos más. Legalmente, la constructora podría reclamar hasta un tercio de los puestos del consejo (seis sillones, según la configuración actual) sin verse obligado a lanzar una oferta pública de adquisición de acciones (opa), medida que sí debe adoptar si aspira a superar ese límite.Pero el grupo de construcción y servicios comunicó a la CNMV que 'no tiene la intención de designar a consejeros que representen más de un tercio' del número de miembros del consejo.Sin embargo, esto no impediría que se materialice una de las posibilidades que se manejaban. Y es que no se descarta que entre todos los accionistas pacten una recomposición del órgano de gobierno de Fenosa, reduciendo el número de consejeros o redistribuyendo.Las cajas accionistas, que han ido ampliando posiciones, podrían sentirse infrarrepresentadas tras la operación de ACS.El viernes el grupo constructor declaró al regulador del mercado que no tiene ningún acuerdo, ni convenio con 'ninguno de los accionistas' de Unión Fenosa. En cualquier caso, el mensaje que ha lanzado la empresa es que tiene 'confianza' en el grupo gestor actual que está al frente de la eléctrica.

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