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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Una isla de crecimiento

España se encuentra en una situación económica boyante, que contrasta con la atonía de sus países vecinos y con una desaceleración mundial como consecuencia de la escalada del petróleo. Lo confirmó ayer el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha revisado a la baja el crecimiento esperado para casi todas las zonas del mundo, con España como una de las excepciones en que el pronóstico es mejorado. El Fondo predice que España crezca un 3,2% este año y un 3% el año próximo, frente a unas cifras para la zona euro del 1,2% y 1,8% en cada uno de los dos años. Pero el informe del organismo multilateral no oculta que el crecimiento español es 'desequilibrado', como demuestra el abultado déficit por cuenta corriente, situado este año en el 6,2% del PIB.

Un diferencial de crecimiento tan alto parece más propio de países emergentes que de España. Al revés que en el resto de la UE, la demanda interna española mantiene un notable dinamismo. Confluyen una serie de factores, en particular la continuidad del auge inmobiliario, impulsado por unos tipos muy bajos, y que ha elevado el endeudamiento de las familias. El Fondo expresa una preocupación razonable por el boom inmobiliario, sin dramatismos, y observa amenazas serias más a largo plazo, como el envejecimiento de la población y la difícil sostenibilidad del sistema de protección social.

España puede presumir de las cifras económicas de su historia reciente, pero este escenario no tiene por qué durar para siempre. Si el actual ciclo expansivo se ha apoyado sobre todo en la construcción, necesita cambiar de motor. Una de las claves estará en ganar competitividad. El Fondo ha elogiado la línea del plan de dinamización económica que diseñó el vicepresidente Pedro Solbes, que considera 'particularmente importante'. Un plan que apunta en la dirección liberalizadora pero cuyo ritmo de aplicación no satisface a todos. Si la economía marcha bien, parece buen momento para apuntalarla con las reformas precisas.

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