Detroit pierde brillo frente a su vecina Ontario
Detroit, cuna de la industria del automóvil, está perdiendo el liderazgo en la producción de automóviles en Norteamérica frente a la provincia canadiense de Ontario. La ciudad canadiense, al otro lado del lago Huron y Superior, fabricó 2,7 millones de vehículos en 2004, superando por primera vez en la historia al estado de Michigan, cuya capital es Detroit. Parte de la culpa la tuvo la parada parcial de algunas fábricas de los 'tres grandes' de Detroit (General Motors, Ford y Chrysler) por el lanzamiento de nuevos modelos, pero los expertos opinan que se trata de una tendencia que se mantendrá en los próximos años. Según datos de WardsAuto, la producción en Michigan ha caído un 21% en las últimas dos décadas, en las que la región ha perdido competitividad frente a Canadá.
La causa principal, señalan los analistas, son los altos costes de la seguridad social a los que se enfrentan las compañías en Detroit. La Agencia para el Desarrollo Económico de Michigan (MEDC) estima que los gastos de seguridad social para los trabajadores activos y retirados de, por ejemplo, General Motors, suponen 1.400 dólares por vehículo fabricado. En Canadá, el Estado subvenciona parcialmente estos pagos. 'Ontario es el lugar apropiado para los inversores que quieren costes estables y predecibles, libres de crecientes gastos de seguridad social', dijo recientemente el gobernador de la provincia, Dalton McGuinty. La provincia ha creado además un fondo de 500 millones de dólares para atraer a compañías del sector. Sólo el pasado año, Ford, GM, Toyota y otros fabricantes comprometieron inversiones de 5.000 millones de dólares.
Susan Novakoski, portavoz de MEDC, descarta, eso sí, que las empresas hayan perdido el interés por Detroit. Muchas firmas, como la filial en Michigan del fabricante de componentes Antolín-Irausa, han expandido recientemente sus actividades en la zona, explicó a Cinco Días. No obstante, MEDC tuvo que ofrecer a Antolín atractivas ventajas fiscales para ayudarle a decidirse por el estado frente a Ontario. Recientemente, la séptima planta en Norteamérica de Toyota, codiciada por ambas regiones y con una inversión de 650 millones de dólares, fue a parar al vecino canadiense.
El Estado de Michigan ha reaccionado con un plan de creación de empleo en el sector. La región tiene una tasa de paro del 6,8%, por encima de la media nacional del 5%. Entre los principales puntos de esta iniciativa destaca la creación de un programa, aún no definido, para incentivar la inversión internacional.
La gobernadora, la demócrata Jennifer Granholm, quiere introducir también una reforma fiscal, pero hasta ahora ha chocado con la oposición republicana. Granholm viajó además recientemente a Japón y Alemania para promocionar la inversión en Michigan y, según su oficina, logró el compromiso de diez empresas niponas para crear nuevos empleos en la zona.