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Columna
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El 'efecto Merkel'

José Carlos Díez

Hoy se reúne el Consejo de Gobierno del BCE, sin las presiones a las que ha estado sometido en los últimos meses. En marzo, los inversores anticiparon un escenario de inflación más negativo, como consecuencia de la subida de los precios del crudo, y esperaban que el BCE subiese sus tipos de interés el próximo mes de septiembre. Posteriormente, las expectativas de inflación disminuyeron, los datos económicos europeos empezaron a empeorar en abril y los resultados de los referendos francés y holandés llevaron a que el pesimismo dominara las perspectivas sobre la evolución de la eurozona. Esto provocó que los inversores empezaran a descontar la posibilidad de bajadas de tipos en Europa.

El euribor a un año, el tipo más esperado por los españoles que han optado por hipotecarse, sabia decisión, alcanzó un máximo de 2,40% en marzo y descendió bruscamente hasta el 2,05% en mayo. Pues bien, en tan sólo un mes, de nuevo se han evaporado las expectativas de bajadas de tipos y ahora los inversores apuestan por que el BCE mantenga los tipos estables, en el 2%, hasta el segundo semestre de 2006. La pregunta que le surgirá al lector poco habituado a seguir los mercados monetarios es: ¿tanto han cambiado las cosas en tres meses o es que los mercados están dominados por seres indecisos e irracionales? Pues seguramente ambas cosas son ciertas. Personalmente no me gusta el término irracional, porque cuando uno está trabajando en un entorno de incertidumbre, en el que las pérdidas pueden ser elevadas y pueden afectar a tu patrimonio personal o a tu puesto de trabajo, es lógico que te conviertas en un ser indeciso y volátil. Sin embargo, es cierto que los datos han sido muy contradictorios en Europa, en los dos últimos meses, y han favorecido está indecisión.

El resultado del no francés y la crisis institucional en la Unión Económica y Monetaria (UEM) provocaron un deterioro de los indicadores de confianza de los consumidores y empresarios europeos. Los datos de consumo e inversión dieron señales de mayor desaceleración en los meses de abril y mayo. Pero en junio y julio los mismos indicadores han mejorado compensando la caída de los dos meses anteriores.

Cuando el ciclo cambie en España, recordaremos estos años de vino y rosas, pero nos arrepentiremos de los excesos

De entre todos los países destaca Alemania, los ciudadanos germanos eran los más pesimistas y, de repente, los datos han mostrado ciertos síntomas de recuperación: la tasa de paro se ha reducido desde el 12% de febrero hasta el 11,6% en julio, la depreciación del euro ha reanimado los pedidos exteriores de las empresas alemanas, las ventas minoristas y de automóviles han frenado su caída.

¿Qué ha cambiado en Alemania? Principalmente, que la democracia ha mostrado sus virtudes y ha actuado como estabilizador automático de la economía. El canciller Schröder, después de que su partido, el SPD, perdiera las elecciones en varias regiones, decidió convocar elecciones anticipadas, en septiembre, al sentir que había perdido el apoyo de la ciudadanía. Inmediatamente, las encuestas dieron como ganadora de las elecciones a la oposición, liderada por Angela Merkel, lo que han denominado los analistas como el efecto Merkel. De repente, los alemanes han recobrado su confianza y esto se ha reflejado en los indicadores económicos. Los empresarios muestran esperanzas de que Merkel retome el programa de reformas que Schröder inició, pero que no ha conseguido implementar con éxito; reformas que consideran absolutamente necesarias para incrementar su competitividad y para que, como la propia Merkel ha afirmado, Alemania sea uno de los ganadores de la globalización.

Sin duda, una excelente noticia para todos los europeos. Alemania es la locomotora de Europa y hace cuatro años que no carbura bien, y eso se nota en toda el área. Pero tampoco caigamos en la euforia, los datos anticipan que lo peor de la desaceleración ha quedado atrás, pero los precios del petróleo siguen siendo una amenaza para el crecimiento económico europeo y no es previsible que la UEM alcance ritmos del 2% hasta bien avanzado 2006. A pesar de la fuerte subida de los precios del crudo el último año, la inflación subyacente de la eurozona se situó en junio en el 1,4% anual, la tasa más baja desde 2001, por lo que los inversores aciertan al apostar por estabilidad de tipos, por parte del BCE, hasta el próximo verano. Los hipotecados pueden estar tranquilos, pero no eufóricos. Formamos parte de una comunidad, monetaria en este caso, y cuando tus vecinos están de luto por la última recesión, no es de recibo que nosotros, en España, montemos una bacanal. Cuando el ciclo cambie en España, que cambiará, recordaremos gratamente estos años de vino y rosas, pero nos arrepentiremos de los excesos.

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