Auna, al mejor postor

La venta del negocio de telefonía móvil de Amena a France Télécom y la previsible transmisión de la filial de cable a Ono se han ajustado de forma estricta a la lógica empresarial. Es verdad que la irrupción a última hora de la firma gala ha puesto en cuestión las formas, pero lo es aún más que los socios se habían reservado el derecho a dar entrada a nuevas ofertas en el proceso. No debe sorprender que lo hayan hecho, más aún cuando las ofertas de las firmas de capital riesgo no alcanzaban lo que los socios habían fijado como precio mínimo de venta.

También es cierto que France Télécom mantiene una participación estatal -y de un Estado con recurrentes tentaciones intervencionistas-. Eso, sin embargo, no pone en duda la racionalidad empresarial de la operación que, en sus dos vertientes (fija y móvil), puede contribuir a elevar la competencia en claro beneficio de los usuarios españoles.