Reino Unido cree que los ataques fueron suicidas y busca pistas en el norte inglés
Tras cinco días de mutismo en torno a las pistas relacionadas con los atentados del 7-J en Londres, en los que murieron al menos 52 personas, ayer comenzaron a concretarse los primeros resultados. La policía dice poseer sólidas evidencias de que al menos uno de los terroristas responsables de los ataques murió en las explosiones, pero que ha encontrado evidencias que podrían apuntar a que los otros tres también perecieron en el ataque.
'Las investigaciones nos hicieron sospechar desde el primer momento de los movimientos de cuatro hombres, tres de los cuales procedían de West Yorkshire' (norte de Reino Unido) y cuyos rostros fueron grabados en las cámaras de la estación de King's Cross, señaló ayer Peter Clarke, jefe antiterrorista de la policía metropolitana. 'Intentamos establecer si los cuatro murieron en las explosiones. Tenemos evidencias forenses de que uno murió en Aldgate'.
Pero Clarke aseguró también que la policía ha encontrado evidencias forenses y documentos personales con los nombres de los tres sospechosos en los trenes siniestrados, que según fuentes gubernamentales, tienen el estilo de los islamistas militantes de Al Qaeda.
También se sospecha que en el autobús que explotó en Tavistock Square murió otro de los terroristas, aunque los agentes no están seguros si se trataba de un acto suicida o la bomba explotó accidentalmente. El violento estallido lo decapitó y arrojó su cabeza a varios metros de distancia del vehículo pero aún así pudo ser identificado y sus datos condujeron a extender las pesquisas a varias localidades del norte del país.
Con las pistas encontradas la policía efectuó ayer el primer arresto en una operación en West Yorkshire de donde supuestamente procedían tres de los terroristas. Agentes armados, acompañados de expertos forenses, registraron un total de seis casas y desalojaron a más de 600 personas en una zona residencial de Leeds, con mucha población musulmana.
Los registros buscaban explosivos y ordenadores. Los agentes realizaron una detonación controlada para acceder a una de las viviendas. Otra de las operaciones se realizó en Luton, al norte de Londres. La policía cerró la estación de ferrocarril y realizó una explosión controlada de un coche sospechoso.