El atentado sacude el mayor centro financiero de Europa
La cadena de atentados que sacudió ayer el corazón de Londres en plena hora punta provocó, además de decenas de muertos y heridos, el colapso del distrito financiero de la ciudad: sedes bancarias desalojadas, oficinistas que no pudieron llegar a su puesto de trabajo y un gran perímetro acordonado. Los empleados de banca, seguros, y empresas de bolsa que cada día acuden a la City vieron ayer terriblemente trastocada su jornada.
La primera de las cuatro explosiones se produjo a las 8.50 entre las estaciones de metro de Moorgate y Liverpool Street, dos de los habituales apeaderos de los ejecutivos que trabajan en la City. Siete personas murieron en el interior del túnel. Cada mañana alrededor de 320.000 londinenses se desplazan al distrito financiero de la ciudad, según fuentes de la empresa municipal de transportes.
Naomi Butson, una empleada de una empresa cazatalentos londinense, se encontraba muy cerca del lugar de la explosión. 'La gente se volvió loca: el tráfico se paralizó por completo y los taxistas se negaban a coger pasajeros', relata. La actividad en la City se paralizó por completo: 'Los trabajadores se dirigían a sus oficinas, pero se anularon reuniones y se cancelaron las visitas de clientes'.
Los atentados no han provocado un 'impacto profundo' en los mercados financieros londinenses, según Rob McIvor, un portavoz gubernamental. Los tres mayores bancos del Reino Unido aseguraron que no se han visto directamente afectados por las explosiones, aunque tanto HSBC como Lloyds TSB, quinto banco del país, cerraron decenas de oficinas en los distritos afectados.
La entidad suiza UBS, que tiene sus cuartel general en Londres muy cerca de la estación de metro de Liverpool, tuvo que desalojar uno de los edificios. 'Estamos haciendo lo que podemos para comprobar que todos nuestros compañeros están bien', aseguraba ayer un portavoz de la compañía.
'Lo primero que deben hacer las compañías en este tipo de situaciones es localizar a los empleados y ayudarlos', explica Juan García Gay, experto en gestión de emergencias del intermediario de seguros Marsh & McLenan. 'Las empresas tienen que informar a los trabajadores y ponerse a disposición suya'.
El segundo elemento que hay tener en cuenta es la continuidad del negocio. García Gay, que impartía ayer en Madrid un curso sobre esta materia cuando se tuvo constancia del atentado, destaca que fueron las compañías inglesas las primeras que elaboraron programas de este tipo.
Los bancos internacionales que operan en la City, se esforzaban a última hora de la tarde para transportar y reubicar a su personal clave y así garantizar que hoy puedan prestar sus servicios con normalidad. Varios bancos informaron de que planeaban instalar a su trabajadores más importantes en hoteles y organizar a otros para que puedan trabajar desde sus casas.
A partir de las cinco de la tarde, miles de personas comenzaron a abarrotar algunas calles, tras salir de sus puestos de trabajo y encontrarse con que tendrán que volver a sus casas andando. La principal compañía de botes que opera en el río Támesis tuvo que reforzar el número de embarcaciones para aliviar el caos circulatorio. Nick Moore, empleado de ABN Amro en Londres, sobrellevaba la tragedia con humor: 'Me parece que esta noche dormiré bajo mi escritorio'.
La huella del IRA en la City
El atentado de ayer no fue el primero que ha sufrido el corazón financiero de Londres. El grupo terrorista IRA hizo explotar una gran bomba en la City, que provocó la muerte de dos personas. Tres años antes, habían hecho estallar un camión-bomba en el distrito financiero, que mató a una persona e hirió a 44.