Mantengamos las patentes
æscaron;ltimamente, hay un creciente interés sobre la propiedad intelectual con fuertes debates sobre ella en general y las patentes en particular.
En Europa, la Unión Europea está en la etapa final de un debate largo sobre una propuesta de directiva sobre la 'patentabilidad' de inventos implementados por ordenador. En Estados Unidos, el Congreso habla de cambios importantes en cuanto al derecho de las patentes, mientras que en China, la puesta en práctica de un buen sistema de propiedad intelectual es una de las tareas principales que ocupa a las autoridades locales.
Este interés mundial público por la propiedad intelectual no es ninguna coincidencia. En nuestra 'economía del conocimiento', la capacidad innovadora determina la competitividad de empresas y países. Un buen sistema de propiedad intelectual promueve esta innovación, porque proporciona incentivos económicos, financia I+D y promueve la transferencia de conocimientos. Esto es lo que permite a los inventores -bien sean individuos, grandes corporaciones o pymes- proteger sus inventos y compartirlos de un modo comercialmente sostenible.
Durante las pasadas décadas, el número de patentes ha crecido dramáticamente; es más, en una nueva 'economía intelectual', las patentes y los demás derechos de propiedad intelectual son vendidos, licenciados e intercambiados, asegurando la transformación más eficiente de nuevos conocimientos en nuevos productos y servicios.
Philips -compañía dedicada al cuidado de la salud, al estilo de vida y a la tecnología- invierte miles de millones de euros al año en I+D en todo el mundo. Nosotros no podríamos sobrevivir sin la protección apropiada ante este enorme esfuerzo inversor.
La modernización de nuestros sistemas de propiedad intelectual es necesaria, pero, desafortunadamente, el esfuerzo de la Unión Europea para adaptar y armonizar el sistema de patentes para inventos implementados por ordenador puede dar un vuelco peligroso. Grandes áreas de innovación industrial podrían ser privadas de una protección fundamental.
En la era digital, cada vez más productos nuevos son el resultado de inventos implementados por ordenador, es decir, con software. Los aparatos médicos, los teléfonos móviles, los coches, los televisores, los aviones..., la lista de sectores impulsados por estos inventos es infinita. Hasta hoy, estos inventos pueden ser patentados en Europa, al igual que en Estados Unidos, Japón y China.
Sólo se conceden patentes si una invención implica una solución técnica que es nueva, no obvia e industrialmente aplicable. Estos criterios son adecuados, tanto para inventos implementados con software así como para otros. Mientras que la posición común del Consejo de Ministros de la Unión Europea (de marzo de 2005) salvaguarda la posibilidad de patentar inventos implementados por ordenador, durante la segunda lectura por el Parlamento Europeo se han introducido varias enmiendas que prácticamente eliminarían todas las patentes que incluyan software. Afortunadamente, la mayoría de estas enmiendas peligrosas fueron rechazadas por el Comité Jurídico del Parlamento, pero podrían ser introducidas de nuevo en la discusión plenaria.
Tal aniquilación de este tipo de patentes sería un error dramático, y haría un enorme daño a la competitividad de la industria europea de la electrónica y las telecomunicaciones, pero también a todos los otros sectores que incorporan cada vez más software en sus productos. Una directiva incorrecta pondría muchos miles de empleos de alto valor en I+D en peligro y Europa se convertiría en un paraíso para imitadores. Hay miles de empresas grandes y pequeñas que conjuntamente invierten muchos miles de millones de euros al año en I+D en Europa. Si la directiva incorrecta es adoptada, esta inversión indudablemente sufriría.
Las mejoras en los escáneres médicos, la televisión de 100 hercios, los sistemas de seguridad electrónica en automóviles y aviones, la reducción de ruidos de fondo en teléfonos móviles; todos estos inventos son implementados con software. ¿Realmente quiere la Unión Europea destruir incentivos para la innovación tecnológica en todos estos sectores?
El Parlamento Europeo va a votar esta propuesta de directiva mañana, 6 de julio. Si no es posible encontrar un compromiso que se quede cerca del texto de la posición común, es mejor abandonar. Ninguna directiva es mejor que una directiva mala.
En el siglo XXI, los Gobiernos y la sociedad en general tenemos un interés legítimo en los sistemas de propiedad intelectual, fundamentalmente debido a su impacto en la innovación y en la competitividad. Discutamos juntos la modernización y la mejora de estos sistemas. Es de esperar, sin embargo, que esta discusión continúe de forma constructiva y siga reconociendo el papel sumamente importante y positivo que la propiedad intelectual juega en la generación y la divulgación del conocimiento en todos los sectores de nuestra economía.