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Tribuna
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¿Revaluará China el renminbi durante 2005?

La situación de la moneda china, renminbi (RMB) o yuan, y su paridad con el dólar vuelve a ser centro de debate en los foros internacionales. Desde la apertura de China al extranjero, este tema ha surgido de forma cíclica y recurrente, sin que la República Popular haya realizado modificación alguna en su política monetaria. Sin embargo, en la actualidad parecen existir factores coyunturales que indican un cambio de tendencia.

Desde hace seis meses Europa, EE UU, Europa y otras naciones industrializadas han elevado el tono de su demanda a China para que revalúe su moneda, fundándose en el impacto que el superávit comercial chino está teniendo en los países desarrollados. EE UU percibe la apreciación de la divisa china como clave para la solución de algunos desequilibrios económicos globales, que se manifiestan en el abultado déficit por cuenta corriente que sufre el país.

Algunos economistas (Credit Suisse First Boston) calculan que el verdadero valor de la divisa china es de 4 RMB por dólar, mientras que la cotización actual es de 8,27 RMB por dólar. Si se aplicasen estos nuevos tipos de cambio, China perdería una importante ventaja competitiva internacional en términos de exportación de productos y su atractivo para la inversión extranjera directa. Ambos conceptos son los motores fundamentales de la economía y el crecimiento actual del país.

Para China esta medida podría suponer una reestructuración de su tejido industrial. Miles de pequeñas y medianas empresas, que han prosperado notablemente gracias a las exportaciones, se muestran preocupadas con la posibilidad de que sus márgenes de beneficio, tan estrechos como el filo de un cuchillo, puedan evaporarse con una revaluación del RMB.

Sin embargo, los efectos económicos positivos para Occidente no están tan claros. En un reciente informe publicado por el Banco de Hong Kong se estima que incluso una amplia (y altamente improbable) revaluación del RMB (por ejemplo de un 25% frente al dólar), apenas tendría consecuencias en la economía estadounidense. Según este informe, el efecto en el déficit estadounidense el encarecimiento de China como consecuencia de la apreciación monetaria sería mínimo, ya que la producción simplemente emigraría a otros países con condiciones similares.

La apreciación del RMB también tendría un impacto muy importante en las empresas occidentales. En este sentido, en el juego de la revaluación del RMB habría claros perdedores y ganadores. Entre los perdedores, destacan tanto las empresas inversoras en China enfocadas a la exportación, como las multinacionales que están centrando sus procesos de compra en este país. En estos momentos, casi el 60% de los productos que exporta China se fabrican en compañías con capital extranjero establecidas allí. Las empresas occidentales que han realizado en China inversiones fabriles de volumen intermedio con vistas a producir para el mercado internacional, verían reducidos sus márgenes de beneficio y varias de ellas dejarían de ser rentables.

Las grandes multinacionales que han establecido enormes esquemas de abastecimiento en China (Carrefour, Metro o Ikea, entre otras) sufrirían grandes pérdidas con el realineamiento del RMB. Los analistas de Bolsa ya están revisando sus inversiones en algunas de estas sociedades teniendo en cuenta el posible impacto de una revaluación.

Los principales ganadores serían las empresas enfocadas a realizar compras o pagos en el exterior, como las líneas aéreas y los fabricantes de coches (sobre todo los líderes del mercado chino como General Motors, Volkswagen y Shanghai Automotive).

La conclusión para el Gobierno chino, simplemente sopesando los beneficios y los inconvenientes económicos de la revaluación, ha sido siempre la misma: China debe mantener fijo el tipo de cambio de su divisa frente al dólar, y no se realizará ninguna revalorización. Sin embargo, si continuase resistiéndose a las presiones internacionales para llevar a cabo la revaluación, se estaría arriesgando a sufrir el contraataque proteccionista de sus socios comerciales.

Una revaluación lleva aparejado el riesgo (posiblemente mayor) de que el público chino percibiese esta iniciativa como una rendición de su Gobierno a las presiones extranjeras. Al final, la decisión de China podría basarse más en cálculos políticos que en consideraciones económicas.

Existen varias teorías sobre el futuro del RMB. La gran mayoría de los analistas consideran que se realizará una importante revaluación. Otros han propuesto la creación de una cesta de valores de referencia sobre la que se alinee el RMB, donde se incluyan monedas como el euro y el yen.

Creemos que China realizará un cambio sobre el RMB, sí, pero fundado en motivaciones políticas, no económicas. Es muy posible que se produzca alguna modificación durante 2005, en cuyo caso prevemos un ensanchamiento, ponderado comercialmente, de la banda cambiaria de fijación, con un ajuste mínimo (del orden de un 5%-10%), y no el establecimiento de una libre y radical flotación de la divisa. Este cambio aumentaría la probabilidad de que se llevaran a cabo flujos de divisas especulativos y de que, eventualmente, algunas divisas asiáticas fijadas al dólar (como el dólar hongkonés) debieran reajustarse. Sin embargo, seguramente, este nuevo escenario apenas influiría en el comercio internacional.

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