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Fiebre por el ocio de lujo en la universidad de EE UU

Warin Dexter, director deportivo de la Universidad de Boston, sonríe al observar cómo 18 alumnos se remojan en el baño de hidromasaje, mientras varios profesores hacen largos en una piscina de 16 calles y una fila de escaladores se congrega frente a la montaña artificial de 10 metros de alto. 'Si pudieras oír a los estudiantes cuando dicen: 'Habéis acertado con esto', dice Dexter. La universidad acaba de completar un estadio de 27.000 metros cuadrados para deportes y espectáculos.

El gimnasio de la Universidad de Boston es uno de los cientos de nuevas instalaciones de lujo que se están construyendo en los campus de las universidades estadounidenses. 'Pocos de estos proyectos tienen relación directa con la educación. Las instalaciones son herramientas utilizadas para impresionar a los alumnos y a sus padres', sostiene Jean Rutherford Wall, director de asesoramiento de la Tampa Preparatory School, en Florida.

Un factor que ha contribuido al auge de la construcción en las universidades es el número récord de donaciones a las instituciones estadounidenses de enseñanza superior, que recibieron 20.200 millones de euros en el ejercicio fiscal finalizado el 30 de junio de 2004, según un estudio de Rand, un grupo de investigación sin ánimo de lucro de California.

Además de las donaciones, los fondos que disponen las universidades para generar ingresos adicionales han aumentado una media del 15,1%, el mayor avance desde 1988, según la Asociación Nacional de Directores Administrativos y Financieros Universitarios (Nacubo, en inglés). De 741 instituciones de educación superior, 47 escuelas anunciaron unos patrimonios de más de 830 millones de euros, frente a 17 hace una década.

'Con este dinero los centros deberían preocuparse en hacer la educación más asequible en lugar de construir salas recreativas', opina Patrick Callan, presidente del Centro Nacional de Política Pública y Educación Superior, un grupo independiente sin ánimo de lucro de California.

La cuantía de las matrículas en las escuelas ha aumentado a un ritmo anual del 8% desde 1958, lo que significa que los costes de las universidades se duplican cada nueve años. Las entidades privadas aumentaron las tarifas totales un 5,6% el año pasado a una media de 22.785 euros, según el College Board, asociación no lucrativa que reúne a más de 4.700 instituciones. Mientras, los costos totales en las universidades públicas aumentaron un 7,8%, hasta 9.400 euros.

Para Callan, 'lo que estamos viendo es una carrera armamentística. Es una competición por el prestigio, en la que nunca habrá suficiente dinero para atraer a los estudiantes''. Los centros carecen de incentivos para rebajar las tarifas porque 'atraer, y después rechazar, a grandes cantidades de estudiantes otorga a las escuelas lo que los administradores desean: clasificaciones más altas en los sondeos de la prensa', dice Ronald Ehrenberg, investigador de la Universidad de Cornell.

La agencia de calificación Moody's también critica el endeudamiento de las instituciones en proyectos innecesarios en un informe de este año. 'Las universidades están adquiriendo una mentalidad de club de campo que poco tiene que ver con aprender a pensar', dice Leon Botstein, presidente del Bard College, en Annandale-on-Hudson, Nueva York. Y añade: 'La educación debería tener un aspecto más espartano que facilite el aprendizaje. Estamos ante una cultura dirigida por Hollywood y por la vulgaridad. ¿Gastamos el dinero en formación o en un crucero de entretenimiento?''.

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