Pendientes del móvil en EE UU
El bañador, la bolsa de playa, el libro que está a medias, el portátil, el bronceador, la blackberry, la cámara y la agenda de la oficina. Estas son algunas de las cosas que es posible encontrar en la maleta de un estadounidense que estas vacaciones vaya a la playa. En EE UU no solo no se cierra en agosto sino que se espera que entre chapuzón y chapuzón, el trabajador se mantenga en contacto con su oficina de forma regular. Un 33% de los que se toman vacaciones lo harán.
Es una de las conclusiones del estudio anual sobre las vacaciones de CareerBuilder.com (la mayor red de anuncios de trabajo en el país), en el que también se explica que no siempre es por gusto propio sino porque al menos el 22% de los trabajadores saben que sus jefes esperan que se mantengan en contacto estén donde estén. Siendo así, no extraña que el 35% diga que está estresado incluso de vacaciones.
Desde Careerbuilder se admite que 'algunos trabajadores sienten la presión por parte de la empresa pero otros se la ponen ellos mismos' y se explica que el 17% de los americanos van a tomar dos días libres este año. O ninguno.
La ansiedad que supone saberse reemplazable, el sentimiento de culpabilidad y la dinámica de trabajo introducida por las nuevas tecnologías, se añade al hecho de que, a diferencia de la mayoría de los países industrializados, en Estados Unidos no hay ninguna ley que garantice vacaciones mínimas. Hubo un intento fallido de legislarlo en los años treinta del pasado siglo pero nunca llegó a materializarse. Como consecuencia, las vacaciones son escasas y siempre parecen ser inoportunas, incluso en empresas españolas que contratan en EE UU.
Tener más o menos días es un grado. Las cifras del Departamento de Trabajo indican que tras tres años en una empresa, los trabajadores se toman una media de 10,2 días al año y no siempre seguidos. Recién incorporado a un trabajo, lo usual es no tener más de una semana de vacaciones y con los años se van arrancando días al calendario para la playa, la montaña, los viajes (solo el 20% de los estadounidenses tiene pasaporte), o desconectar.
Si eso es posible. El estudio de Careerbuilder señala que cuatro de cada 10 empleados necesita de tres a cinco días para desconectar y liberar tensiones, es decir, en muchos casos todas sus vacaciones.
Algunos expertos en recursos humanos desaconsejan seguir el ejemplo americano. Hay muchos cuadros de ansiedad, enfermedades y caída de la motivación o la sensación de 'estar quemado'. Es muy llamativa la naturalidad con la que los estadounidenses hablan de 'quemarse' en el empleo como un estadio natural de su profesión.
No todos son fans de esta situación. El periodista Joe Robinson, autor del libro Work to live: the guide to getting a life asegura que la productividad americana no es mayor que la europea o la japonesa por que haya menos vacaciones. Robinson tiene en marcha una campaña de recogida de firmas para revivir el intento legislativo truncado en los treinta. Por ahora no está teniendo mucho éxito.