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Referéndum

La Constitución europea entra en vía muerta tras el 'no' holandés

El proceso de ratificación de la Constitución europea entró ayer en vía muerta tras la victoria del no, con un 62,6% de los votos emitidos, en el referéndum holandés. Los líderes comunitarios, resignados ante la segunda derrota consecutiva del texto, anunciaron su intención de estudiar la cancelación de los referendos pendientes.

Los presidentes de las tres instituciones comunitarias (Consejo, Parlamento y Comisión) reconocieron ayer en un comunicado conjunto que el rechazo de la Constitución en dos estados miembros obliga 'al Consejo Europeo de los próximos 16 y 17 de junio a realizar un análisis colectivo y en profundidad de la situación'. Los tres mostraron en rueda de prensa su deseo personal de 'dar a todos los europeos la oportunidad de pronunciarse', según señaló el presidente del Parlamento, Josep Borrell, pero en el comunicado ya no instan a seguir con el proceso de ratificación como hicieron tras el referéndum francés.

El presidente del Consejo, el primer ministro luxemburgués Jean-Claude Juncker, cree que la gravedad de la situación reclama una declaración de los Veinticinco 'sobre la continuidad de la UE, sobre todo, para despejar dudas en el exterior. Pero recomienda también la continuidad del proceso porque 'Holanda ha votado que no como Francia, pero por motivos muy distintos que Francia. Ahora, la suma de razones contradictorias contra la Constitución es aún mayor'.

La tensión crece entre los Gobiernos que aún deben ratificar la Carta Magna. Ayer se sucedían las llamadas a la calma para intentar evitar que alguna capital se precipite en la búsqueda de una salida individual.

Chirac pide a todos los países que agoten el proceso de ratificación como lo tenían previsto

Juncker reclama una declaración de los 25 sobre la continuidad de la UE que despeje dudas en el exterior

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, imploró a los líderes europeos que 'se abstengan de tomar cualquier decisión que haga más difícil alcanzar un consenso en el Consejo Europeo del próximo mes de junio'.

Varias capitales, sin embargo, se plantean ya congelar indefinidamente sus consultas. Y sólo el compromiso formal del presidente francés, Jacques Chirac, para convocar de nuevo a sus electores podría servir para alejar definitivamente el riesgo de un parón del proceso.

Pero Chirac se dirigió ayer por escrito a todos sus homólogos y en su misiva no plantea la repetición de la consulta. Al contrario. El presidente francés insta al resto de Estados 'a pronunciarse cuando les llegue su turno'. La victoria del No en Holanda por un 62,6%, con una participación superior a a al 60%, aumenta el riesgo político de esa opción.

El rechazo en otro país fundador ha confirmado el vigor de la corriente de opinión contraria al texto constitucional. La fortaleza de esa tendencia hace temer que el contagio afecte incluso a Luxemburgo. En su referéndum del próximo 10 de julio se daba por garantizada la victoria aplastante del Sí.

Juncker está dispuesto a seguir adelante con la consulta. E intentará evitar, según fuentes del Consejo, que la cumbre de junio detenga el proceso de ratificación.

Pero otros países, como Reino Unido y Dinamarca, reclaman un 'período de reflexión' y una señal clara del Consejo Europeo antes de comprometerse a continuar adelante con sus referendos. El ministro británico de Interior, Jack Straw, insistió ayer en que el nuevo No 'plantea cuestiones muy profundas sobre la futura orientación de la UE'. Londres decidirá la semana que viene si convoca el referéndum. La República checa, donde los analistas consideran posible la victoria del No el año que viene, también pidió ayer 'más tiempo para el proceso de ratificación'. 'Los Estados fueron los que se concedieron dos para ratificar el texto', explica la Comisión. 'Corresponde a ellos variar el compromiso si lo consideran necesario'.

La Constitución sólo precisa que el Consejo Europeo se pronunciará sobre el proceso si en noviembre de 2006 un máximo de cinco países han encontrado dificultades en la ratificación del texto. Pero el propio Barroso cree que, tras Francia y Holanda, 'tenemos que saber a dónde vamos y espero que el Consejo dé una señal clara en junio'.

A favor de mantener vivo el proceso juega el que ningún líder europeo quiera aparecer como el culpable de haberlo detenido. Desde luego, no Chirac, que ya ha pasado al resto la responsabilidad 'de reflexionar sobre las consecuencias para la Unión del voto en Francia'. Y el primer ministro británico, Tony Blair, que el día 1 de junio asume por primera vez la presidencia de la UE, tampoco parece dispuesto a iniciar el mandato con el sambenito de haber abortado la Constitución.

'Lo mejor es dejar dormir el proyecto', aconsejan fuentes diplomáticas del Consejo. Los partidarios de esta opción creen que todo el proceso 'ha asustado definitivamente al pueblo' y 'hay que recuperar su confianza antes de seguir adelante'. Letonia contribuirá hoy a ello. Su parlamento tiene previsto aprobar hoy el texto.

El Gobierno español manifestó, a través del Ministerio de Exteriores, que asumirá un papel activo en la búsqueda de soluciones a la situación actual'.

La Unión pierde el apoyo de otro país fundador

La intensa polémica vivida en Francia sobre la Constitución europea contribuyó ayer a movilizar al electorado holandés, que se había mostrado terriblemente apático ante la perspectiva de tener que pronunciarse en referéndum sobre el texto. Y como ya ocurriera en la consulta francesa, la participación más elevada de lo previsto aumentó la rotundidad del rechazo de la Carta Magna.La ironía de esa capacidad de la Unión Europea para movilizar a los electores en contra resulta más dramática aún porque los dos países son fundadores del proyecto.En el caso de Holanda, país muy acostumbrado a compartir soberanía y diluir fronteras con sus ricos socios del Benelux (Bélgica y Luxemburgo), las reticencias hacia el proyecto han ido creciendo en las últimas décadas sin que su clase política supiera reaccionar.El pequeño país (16 millones de habitantes) ha pasado de percibir el club comunitario como una oportunidad para pesar en el mundo, a considerarlo como una amenaza a su poderosa identidad.El constante énfasis de los sucesivos gobiernos sobre su contribución presupuestaria (la mayor per cápita) ha acabado ocultando, además, las ventajas que ofrece la Unión para la economía holandesa.La consulta ha coincidido también con una larga polémica sobre la inmigración ilegal y la falta de integración, percibida o real, de los numerosos musulmanes residentes en Holanda. 'Se ha impuesto el temor, en lugar de la capacidad de soñar', lamentó el presidente del Parlamento.

Compromiso histórico

'Francia es un país fundador de la Unión. Seguirá ocupando en ella todo su lugar, en el respeto de sus compromisos. Velaré personalmente para que así sea', recaldó ayer el presidente de la República Francesa en su carta a los 24 presidentes de la Unión Europea.

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