China da marcha atrás y anuncia que no limitará sus ventas de textiles
China no aplicará las tasas a la exportación de 81 tipos de productos textiles que anunció hace apenas diez días, recrudeciendo así la batalla comercial. Europa y EE UU valoraron en su momento dichos límites como un gesto positivo en el conflicto comercial tras la liberalización del sector, por lo que esta rectificación de China es interpretada como un agravamiento de la crisis que protagonizan los tres gigantes.
El ministro chino de Comercio, Bo Xilai, afirmó que las restricciones de la Unión Europea y EE UU a las importaciones de textiles chinos 'carecen de fundamento' y acusó a Bruselas y Washington de no haberse preparado a tiempo para la desaparición de cuotas del 1 de enero. Bo dijo que Pekín 'no aceptará' esas medidas si no hay consultas previas entre las partes, y añadió que ni la UE ni EE UU han cumplido las precondiciones requeridas por la adhesión de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC) para limitar la entrada de textiles chinos.
El pasado viernes, la UE pidió oficialmente conversaciones con China acerca del aumento de importaciones de camisetas e hilo de lino desde ese país, que han crecido desde enero un 187% y un 56%, respectivamente. La petición es un paso imprescindible para que la UE pueda adoptar medidas de salvaguarda. Otras nueve categorías de productos se encuentran en la fase previa, de investigación y conversaciones informales con Pekín.
El fin del sistema de cuotas
El conflicto que une a Europa y Estados Unidos frente a China se inició el 1 de enero, cuando, tras más de tres décadas de vigencia, el sistema de cuotas en el comercio internacional de textiles tocó a su fin. Desde entonces, los dos primeros bloques económicos han visto sus mercados inundados de productos textiles chinos, con aumentos de las importaciones que han llegado hasta el 500%. Los bajos precios, posibilitados por un coste de mano de obra irrisorio en comparación con los parámetros occidentales, ponen en peligro numerosos puestos de trabajo.
La UE y EE UU están en proceso de implantar restricciones arancelarias o cuantitativas, una posibilidad contemplada en el tratado de adhesión de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC), en 2001, en caso de que existiera una amenaza real para el sector. Estados Unidos ya ha impuesto restricciones a varios productos, mientras Europa apuesta por apurar la vía de los tratados. La OMC permite hasta 2008 controles que limiten al 7,5% la elevación de importaciones desde China respecto al año anterior. El anuncio de que China elevaría los aranceles a la exportación para autocontrolar sus ventas, realizado la semana pasada, fue interpretado como un gesto de buena voluntad que podría derivar en una solución negociada al margen de la OMC. La marcha atrás anunciada ayer por Pekín vuelve a echar leña a una hoguera y da peso a la opción del pulso comercial.
EE UU matiza su postura sobre el yuan
El conflicto derivado de la a liberalización del comercio textil no es el único que separa los intereses económicos de China de los de los grandes bloques de Europa y Estados Unidos. Los enormes déficit gemelos estadounidenses (presupuestario y comercial) representan una de las mayores amenazas a la economía mundial, y están siendo financiados en su mayor parte por los países del sureste asiático. Las monedas de muchos de estos países emergentes, incluida la de China (el yuan) están vinculadas directamente al dólar, de modo que sus superávit comerciales respecto al gigante americano no derivan en apreciaciones monetarias.Europa presiona para que el euro deje de ser el principal perjudicado respecto al dólar, mientras EE UUtrata de suavizar su postura frente a China. El secretario del Tesoro, John Snow, declaró ante una comisión del Senado la semana pasada que no considera que esté 'en nuestro interés o en el interés de China una total libre flotación'.Fuentes cercanas al Gobierno Bush afirman que éste aceptaría que el sistema de cambio fijo se mantenga, por el momento, siempre que se revalúe la divisa del 10% al 15%. La mayor parte de los analistas cree que la moneda asiática está infravalorada en un 25%, lo que permite que sus exportaciones sean muy baratas y el déficit comercial de EE UU con China fuera de 162.000 millones de dólares en 2004. Este déficit ha disparado las alarmas en el Congreso, donde las palabras de Snow fueron recibidas con malestar. Los legisladores estudian imponer tasas del 27,5% en todos los productos chinos a no ser que el yuan se revalúe.