La contabilidad se pone al día
Estadística revisará esta semana la Contabilidad Nacional, con un año de retraso sobre sus iniciales intenciones. Si en 2004 las circunstancias le obligaban a aflorar un PIB de unos 30.000 millones de euros (un 4%), la aceleración económica experimentada en el último año le obligará ahora a una afloración de en torno a 40.000 euros, prácticamente un 5% del PIB nacional.
Las evidencias de que la realidad económica descose las cifras de la contabilidad son abundantes. En primer lugar, la fuerte avalancha de inmigración, que ha supuesto un doble shock de oferta y demanda, ha disparado el volumen de empleo hasta el punto de poner en cuestión todo comportamiento de la productividad, que seguramente ha perdido terreno pese a coincidir con uno de los periodos de la historia con mayor irrigación del uso tecnológico. El empleo ha dado un salto del 5%, y no debería ser muy diferente el salto de nivel que se produjese en el PIB para mantener al menos constante la productividad, si bien es cierto que la afloración de empleo de la EPA ha reconocido el peso verdadero de la ocupación a tiempo parcial.
En segundo lugar, todas las variables de recaudación tributaria o de cotizaciones, se miren por donde se miren, delatan la existencia de unas bases imponibles sólo coherentes con un PIB muy superior al hasta ahora reconocido estadísticamente. Pero revela también un desajuste importante entre el PIB real y el estadístico, la existencia de unas vigorosas importaciones y una demanda interna sólo moderada. Además, la fiebre de la inflación sólo tiene explicación con una demanda interna muy fuerte, que sería más compatible con una economía creciendo a su tasa potencial (3,5% al menos) que al 2,7% develado por el INE.
Saltos tan abultados recomiendan hacer correcciones más frecuentes, que radiografíen correctamente la riqueza del país frente a sus socios comunitarios, aunque suponga reconocer que España es más rica y que tiene que financiar buena parte de la ampliación de la UE.