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Legal

El sector de componentes amenaza con llevar a Ford al Tribunal de la UE

La industria de componentes pierde la paciencia. El sector cree que los requisitos impuestos por Ford no sólo son excesivos, sino que incumplen las leyes comunitarias. Por ello, amenazan con acudir a la justicia.

La discreta evolución de las ventas en el mercado estadounidense y europeo ha obligado a los fabricantes a ajustar el capítulo de costes para compensar el estancamiento en el de ingresos. En este esfuerzo, rebajar el dinero que se destina a comprar los componentes es una de las tareas primordiales.

La industria auxiliar europea suele aceptar la mayor parte de las exigencias y los ajustes impuestos por las marcas. Con respecto a Ford, sin embargo, el sector ha dado un golpe en la mesa. La Asociación Europea de Fabricantes de Componentes (Clepa) amenaza con llevar a la compañía de Dearborn, a las afueras de Detroit, a los tribunales de justicia si no retira los términos del contrato.

Según el director general de la Clepa, Lars Holmqvist, las 'escandalosas' condiciones impuestas por Ford va en contra de la legislación de la competencia de elaborada por la Dirección General de la Competencia comunitaria e, incluso, podrían infringir legislación de algunos países miembros.

Las cláusulas, según la Clepa, incluyen medidas como impedir a los proveedores la posibilidad de vender los recambios para el mercado de posventa con su propia marca, algo que, por el contrario, está autorizado en el reglamento de distribución que entró en vigor el 1 de octubre de 2003.

No sólo eso, los fabricantes de componentes se quejan de que el contrato elaborado por Ford da vía libre al fabricante de coches para, incluso, acceder a las cuentas bancarias de las compañías auxiliares, a sus instalaciones industriales o estar obligados a ceder los derechos intelectuales de sus piezas a otros proveedores.

Fuentes del sector en España informaron que estos términos permiten al grupo estadounidense cancelar pedidos sin tener que abonar compensación alguna u obligar al proveedor de componentes a abonar dinero por adelantado si pretenden participar en la adjudicación de algún pedido, lo que en la industria estadounidense se conoce como pay to play ('pagar para jugar').

Presión

Ford elaboró este contrato a principios del año pasado. La mayor parte de los proveedores han aceptado los términos del contrato, según informaron a mediados del año pasado fuentes de la filial europea de Ford al semanario especializado Automotive News. Holmqvist, en cualquier caso, asegura que la asociación que dirige está 'preocupada' con las repercusiones. El directivo asegura que la Clepa lleva desde entonces dialogando con el fabricante, y que si bien no desea 'hablar de plazos, sí afirmó que 'el tiempo de la negociación se acerca a su fin'.

Portavoces de Clepa han repetido en diferentes ocasiones en los últimos meses que los términos recogidos en el contrato de Ford pueden ser de validez para EE UU, pero que no tienen por qué aplicarse en el viejo continente. La legislación europea es más restrictiva en ciertos aspectos, sobre todo después de se aprobase el reglamento de distribución en octubre de 2003, un texto impulsado por el anterior comisario de la Competencia, Mario Monti, y aceptado por su sucesora, Neelie Kroes.

Este reglamento, llamado block exemption, se aprobó con el objetivo de dar más libertad a los concesionarios para mejorar el servicio y reducir la fuerte diferencia de los precios de los automóviles en la UE. Además, se perseguía y abaratar el coste de los componentes al liberalizar el servicio posventa y abrir la mano en el negocio de los repuestos.

En estos dos años, la Comisión no ha dudado en iniciar investigaciones o acciones legales contra distintos fabricantes de automóviles por diversas cuestiones. La última, la apertura de un expediente contra Toyota, Fiat, General Motors y DaimlerChrysler por considerar que no ofrecen suficiente acceso a la información técnica sobre sus vehículos a los talleres y fabricantes de herramientas independientes.

S&P acerca a Delphi al nivel de bono basura

La agencia de calificación de riesgos Standard & Poor's rebajó ayer un grado el rating del fabricante de componentes estadounidense Delphi, y la dejó en BB. La causa de esta decisión reside en 'la continuada presión' que sufre la compañía, resultante de una menor producción de vehículos y unos precios de las materias primas más altos. S&P, además, también recoge en su informe las irregularidades contables detectadas en la compañía, una antigua filial de General Motors.La agencia, en cualquier caso, extiende las malas perspectivas al resto del sector, tanto en EE UU como en Europa. Las empresas del sector, asegura la agencia en un informe reciente, no pueden esperar 'alivio alguno'en las condiciones del mercado durante 2005.

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