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La liberalización comercial

El textil pierde un 8,7% del empleo en dos meses por la liberalización

La invasión de productos textiles chinos en la UE se podrá mitigar aplicando salvaguardas. Pero la actividad del sector depende, según Industria, de la especialización en productos de calidad y de alto valor añadido. En sólo dos meses de apertura a China, la producción ha caído un 12,4% y el empleo un 8,7%.

La supervivencia del sector textil y de confección en España pasa por la diferenciación en calidad. Un informe del Ministerio de Industria reconoce el impacto que ya está teniendo la apertura del mercado europeo al gigante asiático, y recomienda reorientar la producción hacia los segmentos de mayor valor añadido, dado que la competición en precios está perdida.

El fin del sistema de cuotas, vigente hasta el 1 de enero de 2005, ha propiciado una entrada masiva de ropa china en Europa. En los dos primeros meses de comercio libre, los datos provisionales aportados por la patronal Euratex son concluyentes: la entrada de jerseys se ha multiplicado por nueve respecto al año anterior, reduciendo los precios un 37%. Una bajada similar a la de los calcetines, de los que se han importado 14 veces más que hace un año.

La supresión de las cuotas estaba acordada desde el fin de la Ronda Uruguay de comercio, en 1995. La entrada en la OMC de China (un país con mano de obra extremadamente barata) en el año 2001 encendió las alarmas, y algunas empresas se pusieron a la tarea de competir en calidad. Pero los efectos de la apertura han superado las previsiones, y empresarios y sindicatos piden ahora protección a Bruselas.

De momento, la Comisión Europea ha establecido un sistema de salvaguardas, habilitado por una cláusula de la adhesión de China a la OMC. El porcentaje de incremento de la importación anual permitido para cada producto textil dependerá de la base de la que parta, para paliar el impacto en la industria europea.

Todavía no hay cifras oficiales de productos, pero la Comisión se ha comprometido a estudiar la imposición de restricciones el próximo lunes (25 de abril). Y políticos como el presidente francés, Jacques Chirac, apuestan porque se implantarán en breve.

El ministro español de Industria, José Montilla, reclamó la semana pasada 'más celeridad' a la Comisión. Mientras, las autoridades chinas piden tranquilidad y hablan de 'voluntad sincera' de diálogo para lograr un pacto.

El secretario general de la patronal española, Salvador Maluquer, cree que desde la apertura comercial 'existe un goteo constante de expedientes de regulación de empleo, y la situación se ha desbordado', informa Toni Garganté.

Maluquer asegura que en los dos primeros meses del año la producción textil ha caído un 12,4% y un 8,7% la de confección, con una pérdida de empleo del 8,7%. En su opinión, los datos demuestran que los precios chinos no se deben sólo a mano de obra barata, sino a una actividad de dumping (venta a precio inferior al coste). 'Es decir: un sujetador producido en ese país que se venda a un euro no paga las materias primas que contiene', afirma.

En cuanto a las cláusulas de salvaguarda, la patronal tiene sus dudas: 'Es posible que estas medidas lleguen tarde. Veo difícil que estén en marcha en junio, cuando su aplicación debería ser automática'. Maluquer insiste en que la cláusula 'no implica concesión de ayudas', pues está contemplada en el acuerdo de la OMC para casos de caída de precios severa.

El objetivo de las cláusulas de salvaguarda es lograr una transición gradual, aunque el fin del sistema de cuotas, que ha estado vigente 30 años, se conocía desde hace diez. La industria sabe bien que las cláusulas son un parche (sólo podrán utilizarse hasta 2008), por lo que la adaptación estratégica es ineludible.

Un Grupo de Alto Nivel Textil, formado en 2003 por miembros de la Comisión, gobiernos y agentes sociales, ha elaborado un informe con recomendaciones al sector. Además de las cláusulas de salvaguarda y otras negociaciones arancelarias, en el plano productivo se centran en cuatro ejes: fomento del diseño y la imagen, invirtiendo en formación y colaboración entre creadores; inversión en I+D+i, para lograr métodos de transformación más eficientes; conquista de nuevos territorios como China, un enorme mercado potencial, y estándares ambientales y laborales.

Industria se hace ahora eco de esa línea estratégica, para la que España parte, pese a las dificultades, de un lugar esperanzador: entre 1990 y 2002 aumentó su cuota de exportación mundial del 1,6% al 2,1% (si bien es cierto que, en ese plazo, China creció del 6,9% al 19,6%, y eso antes del fin de las cuotas).

Las claves están en la elaboración de productos de gama media y media alta, y en la aparición de un grupo de creadores de gran prestigio internacional.

El Gobierno cree que el impacto de la apertura será más moderado en el subsector textil, pues ha convivido con una mayor competencia desde hace años y ha aprendido a diferenciarse. Es probable que la confección sufra más, por haber estado más protegido y menos diferenciada.

Según Industria, el impacto en el empleo se matizará si las empresas crean trabajos ligados a la distribución y a actividades de diseño, marketing y aprovisionamiento.

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