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Parón

Las dudas por su solvencia obligan a MG Rover a interrumpir la producción

MG Rover se vio ayer obligada a parar la producción en su planta británica debido a las dudas de sus proveedores acerca de su solvencia. Mientras, las negociaciones con el grupo chino SAIC parecen estar en punto muerto.

La actividad, según informó ayer la compañía en un comunicado, sólo se ha cancelado 'temporalmente' en su fábrica de Longbridge, en Birmingham, donde trabajan 6.000 empleados que construyen los Rover 25, 45 y 75, así como los coches deportivos de la marca MG.

'Dada la cantidad de información negativa aparecida en los medios esta semana, no es sorprendente que hayamos sufrido algunos problemas aislados de abastecimiento de componentes. Por eso, hemos suspendido la producción temporalmente', reconoce la nota.

Tony Murphy, un portavoz del sindicato de Amicus citado por Efe, opinó que 'el problema es que la cadena de suministro se ha dejado llevar por el pánico, lo que está teniendo un efecto en el reparto' de componentes. 'Instamos a las compañías a no amilanarse', subrayó.

El único fabricante de automóviles que queda con capital británico no atraviesa precisamente por uno de sus mejores momentos. BMW desgajó Mini de la compañía y vendió el resto a un grupo de inversores británicos en 2000. Sin embargo, la compañía no ha logrado salir de su crisis financiera en lo que va de década.

La solución a esta crisis ha provenido de China. MG Rover y SAIC, un fabricante de propiedad estatal, mantienen negociaciones para desde hace meses crear una empresa de riesgo compartido que, por un lado, sirva al grupo chino para poner un pie en el mercado europeo y, por otro, garantice el futuro del grupo británico.

El acuerdo se dio por hecho hace poco. Las negociaciones, sin embargo, parecen haber sufrido un ligero parón en las últimas semanas, debido, fundamentalmente, al escepticismo de las autoridades chinas, poco acostumbradas a este tipo de acuerdos internacionales. SAIC tenía previsto podría invertir hasta 1.450 millones de euros, que servirían para reflotar la producción y para lanzar nuevos modelos.

Para apoyar un posible acuerdo entre el fabricante de automóviles y el grupo chino, el Gobierno británico anunció recientemente que estaba estudiando la concesión de un préstamo de 100 millones de libras esterlinas, aproximadamente 146 millones de euros. De hecho, fue este compromiso del ministro de Finanzas Gordon Brown el que permitió ayer a la compañía asegurar que la producción se reanudará próximamente.

El interés del Gobierno laborista del presidente Tony Blair está bien fundamentado. Un fracaso de las negociaciones entre SAIC y MG Rover conllevaría, con toda probabilidad, la desaparición de la marca y el cierre de la planta de Longbridge y de sus 6.000 empleos. Algo que, según informó ayer Reuters, podría resultar perjudicial de cara a las elecciones legislativas del 5 de mayo.

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