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Tribuna
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Las prisas de Wolfowitz

El subsecretario de defensa de EE UU, Paul Wolfowitz dice que no hay nada más gratificante que ayudar a los necesitados como 'he experimentado de nuevo cuando he visto las operaciones de ayuda tras el tsunami'. Estas palabras se leen en una carta suya hecha pública pocas horas después de que se hiciera oficial su candidatura a la presidencia del Banco Mundial (BM) por quien tiene la facultad de proponerla, el presidente de EE UU.

Como sólo hay un precedente de oposición a un candidato en una institución de Breton Woods (al FMI, en 2000), los protagonistas de este nombramiento se han apresurado a darlo como hecho consumado. Al menos formalmente, algo tiene que decir el resto de los socios (léase el resto del mundo) cuyo entusiasmo por Wolfowitz es escaso.

Las felicitaciones cesan en EE UU una vez que se manifiestan los que están al margen de la ideología neoconservadora. The New York Times se preguntaba ayer desde la incredulidad '¿Por qué Paul Wolfowitz?'. En el Council of Foreign Relations, uno de sus expertos, Stephen Sestanovich aseguraba que su nombramiento no seguía la lógica que hubo detrás del nombramiento para el BM del ex secretario de Estado, Robert McNamara. 'McNamara quiso ese puesto para expiarse, Wolfowitz lo quiere para vindicarse', aseguraba.

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