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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Las alarmas del déficit corriente

El déficit por cuenta corriente se acercó en 2004 a los 40.000 millones de euros. Una cifra récord, que duplica la de 2003 y representa ya un 4,88% del PIB. En esencia, este desequilibrio revela que la economía española necesitó 40.000 millones de euros del exterior para sostener su crecimiento. Es decir, que los españoles vivieron el año pasado muy por encima de sus posibilidades.

El mensaje que envía un desequilibrio tan abultado, y que está generado fundamentalmente por una balanza comercial crecientemente deficitaria, es que la economía española pierde competitividad en el mercado exterior a pasos agigantados. Pero también en el mercado interior, ya que recurre cada vez más a las importaciones para cubrir la demanda nacional.

Los beneficios aportados por el euro han sido muchos, pero la moneda única también ha traído consigo el fin de la autonomía cambiaria y monetaria. Es decir, que aunque la financiación está garantizada, la devaluación ha dejado de ser una alternativa para forzar artificialmente la competitividad de la economía.

El déficit comercial está cimentado sobre todo en la compra masiva de bienes de consumo duradero y, de forma más limitada, de bienes de inversión, que capitalizan la economía y generan valor añadido en el futuro. La Administración debe hacer frente al problema impulsando el cambio, sin más demora, de los fundamentos del modelo de crecimiento económico.

Es necesario recomponer la posición competitiva de las empresas españolas. Y para ello no basta con implantar la austeridad en los precios y en los costes. Además será necesario rediseñar el tejido económico, definir claramente en qué industrias deben volcarse los recursos para que sean punteras a nivel mundial, entrar en nuevos nichos de mercado, potenciar la formación y la inversión en nuevas tecnologías. En definitiva, aprender a hacer negocios y generar riqueza de manera diferente. Si no se dan los pasos adecuados, será el mercado el que realice el ajuste a golpe de cierres de compañías y pérdida de empleos.

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