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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un gran 'sí' de España a Europa

España, el primer país que sometía a votación popular el tratado por el que se establece la Constitución para Europa, ha estado a la altura. Los votos afirmativos han superado el 76%, un sí rotundo, por tanto, que puede considerarse, sin ambages, un gran triunfo para Europa. Un dato empañado sólo de forma tangencial por la baja participación, un 42,42%, que pese a todo se acerca a la de las últimas elecciones al Parlamento Europeo (45%).

De todos los ciudadanos que decidieron ayer acudir a las urnas, cuatro de cada cinco se decantaron por el voto afirmativo. Hay que remontarse a dos consultas fundamentales para la democracia y las libertades en España, como el referéndum para la reforma política en 1976 y el de la propia Constitución española, en 1978, para encontrar un nivel comparable de consenso en la sociedad española. El primero obtuvo un 94,5% de síes; el segundo cosechó el 88,5%. Por el contrario, la consulta que decidió la integración de España en la OTAN en 1986 se saldó con un 53% de votos afirmativos, suficiente para ganar, pero reflejo también de la fractura social y del enfrentamiento político que desató aquella decisión.

El resultado de ayer, por tanto, refleja con claridad el sentimiento de los ciudados españoles. Al igual que en 1976 o 1978, la sociedad considera que el texto que se sometía esta vez a ratificación representa la mejor fórmula para asegurar el futuro, la democracia y la convivencia, ahora a nivel europeo, tras constatar cómo el proceso de integración del Continente se ha traducido en 60 años sin conflictos bélicos y en un creciente nivel de bienestar y riqueza. Pese a la abstención, el mensaje que España envía al resto de Europa es claro, especialmente a países como Francia, Holanda o la República Checa, entre otros, que también han decidido someter el texto a la voluntad de las urnas.

El dato de participación merece un aparte extenso. Resulta innegable que el 42,3% es un porcentaje escaso, pero supera las previsiones del propio Ejecutivo (que barajaba una horquilla de entre el 35% y el 40%). Y supera con creces los índices de participación registrados en otros países durante las últimas elecciones al Parlamento Europeo (20,7% en Polonia, 29% en la República Checa). El dato de participación de ayer probablemente tiene más que ver con la lejanía que muchos ciudadanos europeos, incluidos los españoles, sienten hacia los asuntos emanados de Bruselas, que con el propio Tratado sometido a referéndum.

El resultado pone, además, en evidencia que los ciudadanos españoles han decidido desoir a la vaga coalición empecinada en hacer naufragar la consulta. No tanto a la cúpula del PP, que oficialmente ha peleado por el voto afirmativo, aunque con evidente desgana y mensajes cuanto menos desincentivadores. Pero sí a su corifeo mediático, que se ha arrogado el derecho a interpretar el deseo profundo de las corrientes más ultramontanas del primer partido de la oposición y han protagonizado una irresponsable campaña por el no, con la esperanza de desgastar al Gobierno. No se han cumplido las esperanzas de los que, con intención apenas velada, confiaban en poner en apuros al Ejecutivo. El camino queda abierto para que el resto de socios confirmen esta apuesta por el futuro de Europa.

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