El Tratado garantiza continuidad en el ámbito económico y social
El texto consolida la herencia del Acta æscaron;nica y el Tratado de Maastricht Los artículos de la Constitución sobre política económica y social son los que más reticencias provocan. El texto, sin embargo, aparece marcado en esos ámbitos por la continuidad y se limita a consolidar la ingente herencia de los tratados de 1986 (Acta única) y 1992 (Maastricht).
Estimado Loquillo: dígame en el próximo concierto en que actúe, cómo mirará a los ojos de sus fans'. La página web de la Confederación General del Trabajo (CGT) reprocha al popular cantante haber apoyado una Constitución que no garantiza sus derechos a los inmigrantes, ni el trabajo a los trabajadores, ni la igualdad a las mujeres.
Esta alarma ante un inevitable desmoronamiento del modelo social europeo por culpa de la Constitución alimenta los principales argumentos económicos de los partidarios de votar No el próximo domingo. Al eurodiputado de Izquierda Unida, Willy Meyer, no le cabe, por ejemplo, la menor duda. 'La Constitución europea blinda el modelo económico liberal y no permite hacer una política económica de izquierdas'.
En política social, sin embargo, el texto apenas difiere, para bien o para mal, del acervo legal acumulado en los 50 años de una surgida del mercado común del carbón y del acero. 'Reproduce los artículos de anteriores Tratados', señala el eurodiputado popular José Manuel García-Margallo.
La Carta Magna hereda ahora, pero no crea, ese pedigree claramente capitalista. Y si bien es cierto que la Constitución eleva a un rango supremo objetivos tan prosaicos como la estabilidad de precios, la liberalización o las reformas estructurales, jurídicamente era necesario que recogiera los seis Tratados firmados hasta ahora . 'Se consolida lo que había, que no es poco', resume Margallo.
Las plataformas de oposición a la Constitución presagian, sin embargo, el fin de los servicios públicos en aras de la competitividad.
El entusiasmo hacia la Constitución de la patronal europea, que aboga por una ratificación rápida y sin tropiezos, corrobora, según las voces críticas, la realidad de esas amenazas. Pero las dudas sobre su materialización surgen cuando se comprueba que también la Confederación europea de sindicatos secunda sin ambages la proceso de ratificación.
'La nueva Constitución supone una clara mejora respecto a los actuales tratados', afirma el primer punto de la resolución aprobada por los sindicatos europeos en diciembre de 2004. 'Es menos ambiciosa de lo que ETUC hubiera deseado (...) pero es un paso adelante (...)'.
No va tan lejos como desearía Meyer, que acusa a la Constitución de impedir 'la economía planificada'. Pero, a diferencia del Tratado vigente, como aprecia el eurodiputado socialista Luis Yáñez, 'habla de economía social de mercado'. 'La Constitución no cierra ninguna puerta que estuviera abierta por los tratados anteriores', concluye el secretario general de la UE, Javier Solana.
El diagnóstico del eurodiputado socialista Antolín Sánchez Presedo es similar. 'No hay un cambio de identidad en el proyecto europeo, sino una metamorfosis. Su código genético es el mismo que el del Tratado de Roma'.
El BCE sigue sin contrapeso político
El comisario europeo de Economía, Joaquín Almunia, reconoce que la Constitución 'no va más allá que el Tratado de Maastricht' en cuanto a coordinación de las políticas económicas. La Convención que elaboró el proyecto fue incapaz de consensuar ningún avance en ese terreno. A diferencia de la política exterior, la Unión Europea no contará con un ministro en el área económica. La zona euro gana algo de visibilidad porque el presidente del Eurogrupo ocupará el cargo durante dos años y medio. Pero ese foro de reunión de los ministros de Economía de los países que comparten moneda seguirá siendo informal, sin apenas capacidad de decisión. La autoridad del Banco Central Europea continúa, por tanto, sin un contrapeso político claro con el que dialogar sobre la evolución de la política monetaria. 'Yo creía que, tras la unión monetaria, se ajustaría la estructura política. Pero no ha sido así', lamenta José Manuel García-Margallo. Este veterano eurodiputado popular resalta también los escasos avances en fiscalidad, supervisión financiera y protagonismo de la UE en la coordinación económica.