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Política

Europa se dota de una poderosa voz en el mundo

La política exterior y de defensa es el mayor impulso del proyecto de Constitución europea que los españoles votan el domingo. La UE se dota de un ministro de Asuntos Exteriores, una Agencia Europea de Defensa y una cláusula que prevé la ayuda mutua en caso de agresión armada.

El artículo 41 de la Constitución europea ocupa casi página y media en la versión española del texto. Uno de los más extensos. Y, sin duda, uno de los más revolucionarios de los 448 que componen la primera Carta Magna de la Unión Europea. En él se describe con detalle la política común de seguridad y defensa que 'ofrecerá a la Unión una capacidad operativa basada en medios civiles y militares'.

'Se están poniendo las bases para que Europa se convierta, no en una nueva potencia, sino en un poder global relevante', resume el eurodiputado socialista Carlos Carnero, miembro de la Convención que elaboró el proyecto constitucional.

Aunque las decisiones en esta materia, por imposición del Reino Unido, seguirán adoptándose por unanimidad, la Constitución obliga a todos los miembros de la Unión a apoyar 'activamente y sin reservas la política exterior y de seguridad común'. Además, se ofrece por primera vez la posibilidad de que los Estados mejor armados establezcan 'una cooperación estructurada permanente' en el terreno militar.

La Constitución aclara que sólo los países que 'cumplan los criterios más elevados de capacidades militares' podrán incorporarse a la unión armada. Una suerte de objetivos de Maastricht que, en lugar de imponer el control del déficit y la deuda pública como condiciones para sumarse al euro, cribará a los aspirantes en función de la inversión en defensa.

Los especialistas aseguran que no se trata de aumentar esa partida de gasto público sino de racionalizar el actual. 'Los Estados de la UE gastan 160.000 millones de euros año en defensa, pero el hecho de que la inversión esté dividida entre 25 ministerios de Defensa disminuye enormemente su eficacia', dice Karl von Wogau, europarlamentario alemán del PPE.

La Agencia Europea de Armamento jugará un papel decisivo en la coordinación de ese gasto. Operativa a nivel intergubernamental desde el 1 de enero, la Constitución integrará la Agencia en el entramado comunitario. Su actual director ejecutivo, Nick Witney, afirma que 'con la Constitución, Europa estará mejor equipada para asumir el protagonismo deseado en la escena internacional'.

El impulso a esta presencia internacional de la UE coincide con la dudosa vigencia de la OTAN. Por primera vez, la UE ha relevado en una misión en Bosnia Herzegovina a las fuerzas de la Alianza. El canciller Gerhard Schröder planteaba recientemente la escasa vigencia de esa organización como marco para las relaciones transatlánticas de defensa.

Un ministro para Veinticinco

Donald Rumsfeld se permitía la semana pasada bromear sobre la designación un ministro europeo de Asuntos Exteriores prevista en la Constitución. '¿Van a renunciar los Estados al suyo?', ironizaba sobre la nueva figura el Secretario de Estado estadounidense en Munich. A pesar de ello, Washington contempla con creciente preocupación el nacimiento de una política exterior y de defensa europea. Sobre todo, porque, como señala el eurodiputado socialista, Carlos Carnero, 'no se trata de crear un contrapeso a EE UU con sus mismos parámetros, sino con otros diferentes'. Desde la guerra de Irak al Protocolo de Kioto, la UE y EE UU discrepan en numerosos asuntos internacionales. Carnero cree que la Constitución contribuirá a que la respuesta comunitaria en cualquiera de esos conflictos sea unitaria, 'dejando atrás espectáculos lamentables como el del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Irak, en el que cuatro ministros europeos defendieron mensajes contradictorios'. Javier Solana contará con un cuerpo diplomático europeo a su disposición, previsiblemente, el mayor del mundo.

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