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Debate

La empresa se plantea sus límites ante la sociedad

Con sentencias tan tajantes como: 'El capitalismo no necesita esas reformas fundamentales que muchos abogados de la responsabilidad social corporativa (RSC) desean', la revista The Economist ha planteado la cuestión de hasta dónde llega la responsabilidad de las empresas ante la sociedad, o por qué los intereses de las ONG deben pasar a ocupar un lugar privilegiado en las agendas de los consejeros delegados.

El semanario ha generado un arduo debate sobre el estado actual las políticas de responsabilidad corporativa, como ahora los expertos prefieren llamar a este área que engloba materias más allá de lo social, como son el medio ambiente, la relación con proveedores, empleados y clientes. 'Se está mezclando el doing good, que se refiere al altruismo, que es estrictamente voluntario con el doing well, centrado en una buena gestión relacionada con tus clientes, proveedores, inversores, etc.', opina Alberto Andreu, subdirector de Reputación en Telefónica, quien considera que el hecho de que la RSC haya saltado de las páginas de sociedad a la portada de los medios económicos es ya un gran avance.

Pese a las críticas, nadie defiende que la empresa de hoy pueda pasar por alto las exigencias de sus grupos de interés. 'Las empresas que tratan de ser sostenibles en el tiempo tienen claro que no pueden limitarse a la obtención del beneficio a corto plazo', reflexiona Borja Baselga, director de RSC del Grupo Santander.

'El verdadero sentido de la empresa es ser rentable, no servir a la comunidad'

'Considerar que hacer donativos por el desastre del tsunami con el dinero de sus accionistas no le corresponde a la empresa (como defiende el semanario) le puede servir para ahorrar en ese momento, pero a largo plazo puede ser fatal ante los clientes e inversores, que no creo que aprueben a una empresa ajena a su entorno', reflexiona Cristina García-Orcoyen, directora de la Fundación Entorno. Muchos consideran que la actitud del consumidor va a ser clave para castigar con su decisión de compra los comportamientos de las empresas, aunque por el momento 'en España tenemos un consumidor informado pero no formado', reconoce García-Orcoyen.

Pero esta preocupación por los intereses ajenos puede hacer que la empresa pierda su foco. 'El verdadero sentido de la empresa es ser rentable, no el de servir a la comunidad', recalca Francisco Abad, presidente de la Fundación Empresa y Sociedad, que cree muchas de estas políticas de RSC se han quedado en declaraciones de intenciones planteadas desde las relaciones públicas'. En este sentido coincide con la opinión del Observatorio de RSC. 'Es un movimiento que ha llegado demasiado de prisa y no está impregnando los comportamientos diarios', opina Orencio Vázquez, que se apoya en un estudio realizado por el Observatorio que refleja la falta de información de los empleados ante los objetivos marcados en estas áreas por sus directivos.

Otra de las grandes peleas de la RSC es lograr que las empresas trasladen sus criterios de gestión a otros países con legislaciones más laxas. Aquí es donde la multinacionales han recibido más presiones sociales. 'No se les puede exigir que encabecen los cambios sociales que no están haciendo los gobierno', critica Javier Garillete, consultor de PwC, quien recalca que las corporaciones deben ser especialmente sensibles con el respeto a los derechos humanos.

Muchos informes y muchas donaciones

España es el segundo país europeo en cuanto al número de memorias de sostenibilidad, según datos de la Fundación Entorno. En acción social también ocupa un lugar muy destacado, en el que incluso servimos de ejemplo para otros, según la Fundación Empresa y Sociedad. Estos datos ponen un punto de optimismo a los críticos que aseguran que en España no hay una cultura empresarial en RSC. La idea de que ser responsable genera valor a largo plazo parece que está calando. De hecho ya hay estudios que demuestran que las empresas punteras en RSC se ven menos afectadas por las caídas bursátiles.

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