Recorte en Defensa
El próximo 7 de febrero el presidente George Bush presentará ante el Congreso su propuesta de presupuestos para 2006 (cuya aplicación comienza el 1 de octubre). Las grandes cuentas del Estado serán duras en el capítulo de gastos para intentar así reducir el déficit del año pasado (412.000 millones de dólares) a la mitad en 2009. Se espera que la contención en el gasto llegue hasta el más mimado de todos los departamentos: el de Defensa.
Con las campañas en Irak y Afganistán necesitadas de unos 5.000 millones de dólares al mes, los responsables de Defensa han encontrado en su área de compras presupuestos susceptibles de ser rebajados para contener el gasto total del departamento. Según las cifras que se han filtrado a la prensa, la disminución de los gastos del Pentágono en la cuenta final de adquisiciones sería de 6.000 millones de dólares cada año hasta 2011.
Los lobbies y los congresistas de los estados en los que las empresas que contratan con el Pentágono tienen sus fábricas llevan ya semanas intentando que Bush no recoja la propuesta que se maneja en Defensa. Boeing, Lockheed y General Dymanics entre otras ya están hablando de recortes de producción en caso de que si lo haga y sus valores en Bolsa se han resentido por lo que se interpreta como un cambio de rumbo sobre el trazado tras los atentados del 11S.
El Pentágono ha tratado de calmar las revueltas aguas diciendo que el presupuesto total de defensa no va a disminuir. Pero entre una industria que se ha acostumbrado a los aumentos, y ha visto crecer el presupuesto de adquisiciones de 58.000 millones en 2000 hasta 82.000 millones el año pasado, este mensaje de tranquilidad no ha tenido mucho éxito.
Sin embargo, las desdichas de unos son la tranquilidad de otros. En este caso, los que temen que Bush tenga en su objetivo a Irán (parte del eje del mal) que ven en los apuros del Pentágono un seguro contra la apertura de otro frente militar.