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Indemnización récord a un empleado japonés por un invento

Un ex empleado de una firma de alta tecnología que había recibido menos de 150 euros como compensación por un invento considerado revolucionario obtuvo ayer una indemnización récord en Japón de algo más de seis millones de euros. Según la agencia de noticias Kyodo, citada por Efe, el Tribunal Superior de Tokio ordenó a la compañía Nichia pagar a su ex empleado Shuji Nakamura 843 millones de yenes (6,1 millones de euros) por la transferencia de una patente de diodos luminosos LED, obtenida en 1999.

El LED es un componente electrónico que emite luz cuando es atravesado por corriente eléctrica. Su nombre proviene de la expresión inglesa light emitting diode, que quiere decir diodo emisor de luz. Inventado en 1962, no fue hasta 1968 cuando comienza a ser instalado en todo tipo de aparatos como indicador de estado (encendido, apagado, en espera...). Con el tiempo se han mejorado sus características y se han creado nuevos tipos, que ha permitido nuevas aplicaciones, en semáforos, carteles, pantallas gigantes, mandos a distancia, iluminación, etc.

El diodo descubierto por Nakamura emite luz azul cuando es atravesado por electricidad y, según los expertos, revolucionó la manufactura de pantallas informáticas, pues hace posible la emisión de todo el espectro cromático al ser combinado con componentes similares que emiten luz roja y verde.

Responsable del departamento de I+D de Nichia durante 10 años, Nakamura había desarrollado diferentes diodos láser, que no alcanzaron éxito comercial debido a la competencia de productos equivalentes de otras empresas más grandes. En solitario y al frente del departamento de I+D, que antes estaba formado por tres personas, Nakamura comenzó la investigación del diodo azul en 1989. 'Me dije que después de todo era muy simple. No se trataba de cambiar de color, sino de material', asegura Nakamura.

El diodo se empezó a aplicar en 1993 y, debido a que la empresa le pagó sólo 20.000 yenes (146 euros) como premio por conseguir el invento, Nakamura interpuso una demanda en 2001 argumentando que la dirección de la compañía no intervino en la investigación. La empresa alegó que el descubrimiento fue el esfuerzo acumulado de una investigación a la que aportó su inversión en equipos.

Sin embargo, el beneficiario, que reside en Estados Unidos, no ha quedado satisfecho con los 6,1 millones de euros reconocidos, ya que una sentencia inicial había condenado a Nichia a pagar unos 144 millones de euros por el invento.

Dicha sentencia, emitida en enero de 2003 por el Tribunal Regional de Tokio, argumentaba que Nichia ganó por los derechos de autor de la patente unos 854 millones de euros, de los cuales la mitad corresponderían a Nakamura, actualmente profesor de la Universidad de California en Santa Bárbara. Debido al elevado volumen de la compensación inicial, muchas empresas japonesas empezaron a revisar la normativa de remuneración por inventos y en junio pasado la Ley de Patentes fue revisada. Según la agencia Kyodo, la rebaja de la compensación fue recomendada por los tribunales, al temer los efectos que tendría el pago de la demanda inicial en la situación económica de la empresa.

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