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Ampliación

Turquía se resigna a una larga negociación con la UE

Turquía y la UE zanjaron ayer las últimas diferencias para iniciar las negociaciones previas al ingreso en la Unión del país musulmán. Ankara ha tenido que comprometerse a reconocer tácitamente a Chipre antes de sentarse a la mesa de negociación. Y resignarse a admitir la posibilidad de que su futuro estatus como socio excluya temporal o permanentemente ciertos privilegios reservados a los miembros de la UE.

El líder islámico moderado, Recep Tayyip Erdogan, pasará a la historia de Turquía por haber logrado lo que no pudieron su antecesores durante cuatro décadas. El primer ministro turco dejó ayer Bruselas con una fecha exacta para iniciar las negociaciones con la UE para la adhesión de su país: 3 de octubre de 2005.

El Consejo Europeo decidió también ayer abrir negociaciones con Croacia el 17 de marzo de 2005 y cerró las negociaciones con Rumania y Bulgaria. Los dos países elevarán en 2007 a 27 el número de socios de la UE.

Erdogan, que poco antes de asumir la presidencia del Gobierno se encontraba en prisión por haber leído en público versos con referencias islámicas, definió la oferta negociadora como 'una recompensa a 41 años de esfuerzos'. Ayer mismo, Ankara tuvo que comprometerse a reconocer a Chipre (cuya parte norte ocupa el ejército turco desde 1974) antes de que arranquen las negociaciones con los Veinticinco.

Turquía también ha aceptado que el Consejo Europeo concluido ayer en Bruselas mine el largo purgatorio previo al ingreso de salvaguardas, cautelas y frenos de emergencia. 'No hemos obtenido el 100% de lo que queríamos, pero podemos decir que hemos tenido éxito', se resignaba el primer ministro turco.

Las conclusiones del Consejo señalan que los Veinticinco podrán aplicar 'salvaguardas permanentes al futuro miembro en áreas tales como la 'libre circulación de personas, políticas estructurales o agricultura'.

La UE podrá paralizar el proceso de adhesión tan pronto como la Comisión o un tercio de los actuales socios detecte en el candidato 'una seria y persistente violación de los principios de libertad y derechos humanos en los que se basa la Unión'. 'Si no se sienten estos valores de forma espontánea, hay que imponerlos. Es lo mejor', afirmó el presidente francés Jaques Chirac.

Pero ni las precauciones tomadas, ni el champán que cerró el Consejo disiparon el vértigo de los líderes europeos ante la decisión tomada. 'Es bueno para Turquía y para la UE', tranquilizaba el presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso.

El ingreso de un país con 70 millones de habitantes, una renta per cápita que del 28% de la media comunitaria y una tradición histórica y religiosa diferente a la de los actuales socios abren interrogantes sobre el futuro del club. 'Es evidente que la tarea de incorporar a Turquía a la UE es enorme', reconoció el presidente del Parlamento Europeo, José Borrell.

España mantiene el pulso presupuestario

 

 

Holanda no ha conseguido aprovechar su turno en la presidencia de la UE para encarrilar el debate sobre los futuros presupuestos comunitarios hacia las tesis de la austeridad. Las anodinas conclusiones al respecto aprobadas ayer por el Consejo Europeo dejan las negociaciones prácticamente en la casilla de salida. España borró la peligrosa referencia a la prioridad de los nuevos socios en el futuro reparto de los fondos comunitarios.Holanda pasará el testigo el próximo 1 de enero a Luxemburgo, país del que se espera una actitud más imparcial. Holanda, Alemania, Francia, Reino Unido, Suecia y Austria quieren congelar el gasto de la UE a partir de 2007 (cuando el club contará con 27 socios) en unos 815.000 millones anuales. Cifra muy similar al presupuesto de la Unión a 15.La Comisión Europea, cuya propuesta apoya España, desea que el gasto se eleve a 1.025 millones. 'No concibo que el Consejo pueda reducir la dotación financiera y hacer frente, al mismo tiempo, a los nuevos retos y prioridades', terció el presidente del Parlamento, José Borrell.

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