La ciudad que surgió de un derribo
El 7 de agosto de 1854, al grito de '¡Abajo las murallas!', Barcelona dejó de ser una ciudad oprimida por un muro. Para celebrar el 150 aniversario del derribo, el Museo de Historia de la Ciudad, acogerá hasta el 16 de octubre del año que viene la exposición, Abajo las murallas, en la que explica por qué se derribaron y cómo se decidió qué tipo de ciudad se iba a construir a partir de entonces.
Uno de los principales motivos de la eliminación de la muralla fue la necesidad de suelo para construir viviendas y fábricas en una ciudad inmersa en pleno proceso de industrialización. También influyeron las pésimas condiciones sanitarias de una población hacinada, especialmente la epidemia de cólera que azotaba la ciudad aquel año y que tuvo su fase más virulenta los primeros días de agosto. Aunque todavía no había llegado la autorización solicitada por el Ayuntamiento al Gobierno de Madrid, las brigadas de trabajadores iniciaron el derribo.
Pero quizá la parte más interesante de la exposición sea qué pasó a partir de ese momento, cuando empezó a debatirse cómo debería hacerse el ensanche de la ciudad. El Ayuntamiento convocó un concurso en abril de 1959 para urbanizar el nuevo territorio, y el ganador fue el arquitecto Antoni Rovira. æpermil;ste, al igual que la gran mayoría de los proyectos presentados, proponía una ciudad centralizada, donde la parte monumental ocupaba los espacios más significativos y los obreros y la industria quedaban alejados del centro. Unos planes demasiado ambiciosos a ojos del Gobierno central, que recelaba del modelo de urbe monumental y era el que tenía la última palabra. En junio de 1959, dejó sin efecto el concurso municipal al aprobar el plan propuesto por Ildefons Cerdà, el único que prescindía de la monumentalidad y optaba por una concepción funcional de ciudad, con una trama regular y uniforme y sin división de áreas por aspectos económicos.
Aunque el plan Cerdà no se ejecutó tal y como estaba previsto, el entramado cuadriculado de sus calles sí prosperó, dando origen al original trazado del barrio del Eixample (Ensanche) barcelonés. La exposición toma su título del de una memoria presentada por el médico higienista Pere Felip Monlau a un concurso convocado por el Ayuntamiento y en el que los ciudadanos debían explicar qué beneficios traería la demolición de las murallas.