Los analistas enfrían su entusiasmo por la política fiscal del presidente
El agujero presupuestario preocupa a muchos analistas. Jan Hatzius, de Goldman Sachs cree que si Bush consigue imponer su agenda, especialmente en lo que se refiere al recorte permanente de impuestos y la reforma de la Seguridad Social (pensiones), 'uno de los resultados más probables es el mayor deterioro de la previsión de déficit en los próximos 10 años'. Para este analista, las reformas fiscales, la actualización de algunos impuestos y un mayor gasto no asumido oficialmente puede disparar el déficit hasta los 5,5 billones de dólares en una década.
David Rossenberg de Merrill Lynch constata el hecho de que Bush 'no ha dado detalles de cómo va a recortar' el agujero fiscal en cinco años, como ha prometido. Este analista recuerda que muchas de las actuales propuestas del presidente son a largo plazo y subraya que aunque en la primera legislatura tuvo margen de maniobra, por el amplio superávit que heredó, ahora no lo tiene. Y eso 'unido a la subida de tipos puesta en marcha por la Fed y los altos precios de la energía, hace que la política fiscal pase de ser estimulante a lastrar el crecimiento el año que viene'.
Por lo que se refiere al largo plazo, 'el mercado puede no acabar tan feliz con una administración de Bush como los inversores parecen asumir', dijo ayer el jefe de estrategia de Smith Barney, Tobias Levkovich.