La nave de Allen se destaca en la carrera espacial de capital privado
La publicidad de Virgin voló ayer en las alas del 'SpaceShipOne' tras el acuerdo suscrito entre su presidente, Richard Branson, y Mojave Aerospace Ventures
Segunda prueba conseguida. La nave SpaceShipOne, desarrollada por Mojave Aerospace Ventures, volvió ayer a poner rumbo al espacio con éxito por segunda vez en seis días, lo que le ha convertido en el ganador oficial del Premio Ansari X, dotado con 10 millones de dólares (unos 8,5 millones de euros). Las bases del concurso, en marcha desde 1996, especificaban que el premio iría a las manos de quien consiguiera rebasar la línea imaginaria que a 100 kilómetros de la Tierra supone la entrada en el espacio en menos de 15 días. Los acreedores a este premio debían llevar en el ingenio volador a un piloto y dos pasajeros o el peso equivalente.
Ayer, el SpaceShipOne dio el segundo y definitivo paso para hacerse con el premio, inspirado por el ganado por Charles Lindbergh en 1927 por cruzar sin paradas el océano Atlántico. El objetivo es claro: popularizar la ruta al espacio por una empresa privada.
El vuelo comenzó a las 6.50, hora local, en el desierto californiano de Mojave. A esa hora el piloto de pruebas Brian Binnie, de 51 años, se puso a los mandos de la nave desarrollada por un equipo de ingenieros liderados por Burt Rutan y financiado por el multimillonario Paul Allen (cofundador de Microsoft).
Como en la anterior ocasión, el aparato fue lanzado al espacio desde una nave nodriza, el Caballero Blanco, que tras una hora de vuelo lanzó el SpaceShipOne para que continuara con su propio impulso su vuelo a las fronteras terrestres. Binnie cruzó la frontera espacial y recorrió 14 kilómetros más por encima de ella antes de volver al aeropuerto de pruebas.
Con este vuelo, Binnie, que sustituyó para esta prueba al veterano Michael Melvill, gana para esta empresa no sólo el Premio Ansari X, sino también un reconocimiento personal por parte de la Administración Federal de Aviación que le ha concedido una insignia reservada para astronautas comerciales. Sólo Melvill y él tienen esta distinción, similar a la que poseen los de la NASA y los militares.
El Premio Ansari está financiado por Anousheh Ansari, un empresario tejano, y va a parar a un proyecto amparado por el tercer hombre más rico de EE UU. A Allen, con una fortuna personal de 20.000 millones de dólares, estos 10 sólo le ayudan a sufragar en parte esta aventura en la que se ha embarcado y en la que de momento ha invertido 20 millones de dólares.
Pero Allen no es el único que confía su dinero a una empresa que hasta ahora ha sido digna de la ciencia-ficción. El empresario británico Richard Branson, fundador del imperio Virgin, anunció la semana pasada que había firmado un contrato de 21 millones de euros con Mojave Aerospace para explotar la tecnología de la SpaceShipOne. Branson llegó a anunciar que posiblemente en 2007 haya pasajeros al espacio y desde luego él ya se ha reservado el tique para poder realizar este viaje. El británico calcula que el billete valga unos 172.000 euros. Ayer la publicidad de Virgin volaba ya en las alas del SpaceShipOne.
No es el único que tiene esta ruta en mente. Otra empresa, Space Adventures, tiene 100 clientes que esperan volar al espacio y ha vendido a dos, por 20 millones de dólares, un viaje a la estación espacial rusa Mir. Otras empresas de EE UU, como Zero Gravity y la discretamente fundada por Jeff Bezos (fundador de Amazon), Blue Origin, sueñan con el espacio.