Las barreras invisibles de la UE
Los ministros de Economía de la UE han invitado a los presidentes de ABN Amro, BNP-Paribas y Royal Bank of Scotland para analizar las barreras que siguen existiendo para que se produzca el tan esperado proceso de consolidación bancaria a nivel europeo. Y la respuesta de los banqueros ha sido inequívoca: la principal barrera son 'los políticos'. Más allá de directivas y regulaciones nacionales, persiste una profunda reticencia en los Gobiernos y reguladores europeos ante cualquier operación que suponga la pérdida de un banco nacional a manos de otro extranjero, aunque sea miembro de la UE. Y esta barrera invisible es la que realmente impide la creación de entidades financieras europeas de talla mundial. Cuatro de los cinco mayores bancos del mundo por capitalización bursátil son estadounidenses. Y en ese escalafón, el primer banco de la zona euro no aparece hasta el puesto número doce.
Los banqueros se quejan de que son mal acogidos cada vez que intentan una operación transfronteriza que vaya más allá de la mera colocación de sucursales. Y pidieron un cambio de talante para que ningún banco refrene su capacidad de expansión en el continente.
La intención de la Comisión Europea de restringir severamente la capacidad de las autoridades nacionales para frenar una fusión invocando razones de estabilidad es un avance positivo. Pero resultará prácticamente inútil si los Gobiernos no toman conciencia de la necesidad de que el sector, que ha dado importantes pasos en consolidación a nivel nacional, continúe el proceso hasta llegar a entidades de talla continental. Será bueno para los accionistas, pero también para los clientes y para las grandes empresas que necesitan bancos globales con los que planificar y gestionar su financiación.