El camino de Google hasta la Bolsa
La salida a Bolsa de Google, el pasado jueves, era una de las más esperadas por el mercado y los inversores. El autor analiza las dificultades que atravesó el proceso y asegura que, después de saldar con fracasos sus intentos de diversificarse hacia otros servicios, la futura Google está por definir
He seguido con bastante interés la salida a Bolsa de Google. Y es que todo en esta compañía parece novedoso. Partiendo de que se trata de una compañía de fuerte crecimiento actual (más del 97% proviene de la publicidad), pero también un crecimiento futuro acotado debido al fuerte aumento de la competencia. La propia salida al mercado de valores ha representado una novedad: en lugar de la habitual colocación a través de bancos, se ha optado por una subasta de acciones de tipo holandesa defendida como 'más estable y segura para los precios de colocación'.
Los errores cometidos por la dirección, denominados por algunos medios como 'de principiantes', han llevado a una investigación de la SEC, el regulador del mercado de valores de Estados Unidos. Se trata de la ausencia del registro de las acciones producto de la ejecución de las stock options de empleados y no respetar el quiet period previo a la colocación.
Por último, el hecho de que la OPV se haya mantenido a pesar de esta investigación abierta y considerando la iliquidez e incertidumbre actual de los mercados tampoco parece muy razonable (18 compañías norteamericanas han suspendido su salida a Bolsa durante este mes).
Pero veamos una evolución cronológica de los acontecimientos. Tras el anuncio el 28 de abril de sacar la compañía a Bolsa, los hechos se precipitan desde finales de julio: anuncio de una banda de precios de la OPV entre 108 y 135 dólares por acción, descubrimiento y reconocimiento de las acciones de empleados, publicación de una entrevista de los dos jóvenes propietarios en la conocida revista Playboy, suspensión inicial de la colocación por parte de la SEC, compromiso de recompra de las acciones a empleados, autorización de la SEC y revisión a la baja tanto de la banda de precios (hasta 85-95 dólares) y volumen (19,6 millones de acciones frente a los 25,7 millones iniciales). La salida efectiva a Bolsa el pasado jueves culminó todo este proceso.
¿Un fracaso? Algunos analistas así han calificado la salida a Bolsa de Google, en su opinión resultado de una excesiva valoración (PER 300 en la banda alta de precios inicial), los errores cometidos antes de la operación (ya saben, 'de principiantes') y hasta por el contexto elegido (¿una huida hacia delante?).
Otros, por el contrario, prefieren verla como la tercer mayor OPV del año (más de 1.600 millones de dólares), pero la más grande si consideramos el criterio elegido de subasta, en un contexto complicado que ha obligado a sus directivos a ser menos ambiciosos (¿la menor oferta ha sido resultado de una demanda menor a lo esperado o a un precio menor al previsto?).
Para reafirmar esta posición debemos considerar que más del 60% de las compañías que han salido a Bolsa durante este mes lo han hecho con un recorte de los precios estimados. Eso sí, alcanzando el mes de agosto el tercer mayor volumen mensual de las colocaciones en el año. Y en un momento en que las acciones del sector tecnológico han sido las protagonistas en la evolución a la baja de las Bolsas. ¿Cuál de las dos posturas anteriores será la correcta? El mejor juez será el propio mercado.
El precio obtenido en la subasta valora la compañía en algo más de 23.000 millones de dólares, por debajo del valor de un competidor como Yahoo. Y con un PER final no muy diferente, hasta 118 veces los beneficios desde los 114 estimados para Yahoo. Pero, ¿pueden comparase la una con la otra? Y es que parece evidente que el buscador de internet Google debe diversificar su negocio, de forma que para muchos podría pasar de ser una compañía tecnológica a otra más próxima de medios.
Aunque por el momento los intentos de desarrollar otros servicios se han traducido en un fracaso. En definitiva, la futura Google está por definir. Pero su dirección ya ha reconocido las dificultades que pueden surgir en el futuro para mantener los niveles de crecimiento actuales (+150 % de crecimiento en la cifra de beneficios durante el primer semestre y +145% de los ingresos en el mismo periodo) debido a la elevada competencia. La propia Yahoo y el gigante del software Microsoft se han mostrado dispuestos a arrebatarle una parte importante en el negocio de buscador. Sin duda, un reto para los dirigentes de Google. Y ahora también para sus accionistas.