Google se estrena al alza en Bolsa tras desinflar las expectativas
Google dejó de decepcionar ayer. En su debut en el Nasdaq, y tras un confuso arranque de cotización, el buscador de Internet marcó un primer precio de 100 dólares (+17,6%), muy simila ral de cierre (100,335 dólares)con una subida del 18,4%.
Era un alza que se descontaba por muchos analistas después de que horas antes el precio de salida fijado en la poco ortodoxa subasta utilizada para su colocación quedara en 85 dólares por acción. Este valor estaba un 37% por debajo del máximo calculado por los gestores de la empresa en julio, cuando esperaban colocar las acciones entre 108 y 135 dólares. Más aún, el valor de salida era además el más bajo de la nueva horquilla (de 85 a 95 dólares) fijada tras una repentina revisión a la baja de aquella banda inicial pocas horas antes de que la SEC autorizara su cotización el miércoles.
La rebaja de las expectativas de la que es la mayor salida a Bolsa de una empresa de Internet en cuatro años permitió que hubiera margen para una generosa revalorización. Contra los malos augurios y pese a los avatares de la operación, comprar acciones de Google en la OPV ha sido una buena inversión a corto plazo.
Pese a la humillación que supuso la rebaja de última hora, con la venta de acciones por valor de 1.666 millones de dólares (unos 1.350 millones de euros), la capitalización bursátil del buscador en Internet quedaba en 23.100 millones de dólares, por encima de empresas como Amazon.com (con una capitalización que ronda los 16.000 millones) y a poca distancia del primer fabricante de automóviles del mundo General Motors aunque lejos de su competidor Yahoo.
Del total recaudado en la operación, un pellizco de 46,7 millones de dólares se queda en manos de los bancos colocadores por comisiones y descuentos. Los accionistas vendedores han conseguido 451,3 millones y la propia compañía ha captado para su expansión 1.168,4 millones de dólares netos de comisiones.
Google es una empresa popular y rentable que en el primer semestre de su sexto año de vida ha tenido un beneficio de 143 millones de dólares, el doble que en igual periodo del año anterior.
La subida de las acciones, que comenzaron a cotizar ayer cinco minutos antes del mediodía en Nueva York, conjuraba una muy mala racha para Google marcada por una serie de errores de gestión en el lanzamiento de la OPV y un afán por desmarcarse de la ortodoxia de Wall Street que le ha valido la antipatía y la desconfianza de los inversores institucionales.
En Wall Street se respiraba el miércoles un aire de conseguida revancha contra la empresa tras conocerse la rebaja de sus objetivos bursátiles. Entre los inversores no sentó nada bien que Google desafiara a la muy criticada gestión de salidas a Bolsa que se estila en Wall Street al optar por un proceso de adjudicación de acciones a través de la llamada subasta holandesa en la que los institucionales no tenían ventajas sobre los particulares.
En teoría, la operación fue bienvenida pero en la práctica una serie de pasos en falso dados por los cofundadores de la empresa, Larry Page y Sergey Brin, han contribuido a generar una confusión que ha despertado dudas sobre su capacidad para gestionar no ya la salida a Bolsa sino el día a día de la empresa. Entre los errores, uno de los más abultados ha sido la ruptura del llamado periodo de silencio previo a la cotización con una entrevista concedida a Playboy que la SEC investiga aún.
Una de las cuestiones que más ha disuadido a muchos inversores institucionales fue el alto precio fijado en julio, otra es que Page y Brin no han dado detalles sobre lo que harán con el dinero captado con la salida a Bolsa.
Para mayor desgracia, la salida a los mercados ha coincidido con una fase de depresión en estos y ha venido precedida por la cancelación de varias OPV.
No obstante ayer Google brillaba en un mercado que no hacía más que recoger pérdidas desde su apertura. Varios analistas comentaban que todo lo malo que se podía decir de la empresa de Page y Brin ya se había dicho por lo que ayer era día para curar las heridas que se había hecho Google en el camino de esta accidentada y vigilada salida a Bolsa.
Arranque en falso a 140,93 dólares
No hacía falta más dramatismo en la salida a Bolsa de Google, pero lo hubo. El ajetreado día para la empresa de internet comenzó pocos minutos antes del mediodía en Nueva York (seis de la tarde en España) cuando se descontaban con nerviosismo los minutos para que diera comienzo su cotización. El resto de los valores llevaba moviéndose en el mercado desde las 9.30, hora a la que oficialmente se abre el mercado electrónico.Fue el propio Larry Page, uno de los cofundadores de Google, el que presidió la ceremonia de apertura de la jornada bursátil. Según las autoridades del Nasdaq, la nueva empresa empezaría a cotizar una vez se hubieran resuelto ajustes del última hora, entre las 10.00 y las 12.00.No obstante, a las 11.50, y mientras en las pantallas del sofisticado mercado se leía que la cotización de la empresa estaba parada aún (unchanged), el precio inicial de venta se disparó a 140,93 dólares por acción, una subida del 55,9%.Los comentaristas de las televisiones financieras que esperaban la luz verde oficial se quedaron momentáneamente sin palabras para explicar semejante fenómeno y sólo acertaban a dar datos sobre la contradicción del importante alza cuando oficialmente el valor estaba parado.Desde el Nasdaq y en apenas minutos se hizo pública una nota en la que se confirmaba que el valor no había empezado oficialmente a cotizar y se negaba que fuera un fallo técnico lo que mostraban las pantallas. 'Un broker mandó datos de compra de forma prematura', explicaba de forma críptica la portavoz del mercado Sylvia Davi, más tarde.Prematuro o no, los datos enviados por el anónimo broker dejaron la estela a la que se subió Google minutos más tarde para iniciar su andadura bursátil.
El récord, en quiebra
Se llegó a exagerar diciendo que la de Google sería la mayor OPV de la historia. No ha sido ni siquiera la mayor de su sector. El récord son los cerca de 1.900 millones de dólares captados por Genuity en 2000. La empresa quebró en noviembre de 2002.