De Stanford a candidatos al Forbes
En 1998 Google apenas era una idea con buena pinta. Sus fundadores, Sergey Brin y Larry Page invitaron una mañana a desayunar al impulsor del gigante informático Sun, Andy Bechtolsheim. Le mostraron una prueba. Quizás necesitaban su respaldo moral, pero Bechtolsheim paró el experimento y extendió un cheque por 100.000 dólares.
Ese dinero se multiplicó ayer hasta 29,86 millones y el alemán solo es uno de los muchos millonarios a costa de la OPV de Google.
Sergey Brin y Larry Page tenían 25 y 26 años cuando compartían un sueño: simplificar el acceso a la información de la red. Seis años después, los dos compañeros de doctorado en Stanford sólo suelen presumir de haber diseñado el logotipo.
Pero Google se ha convertido en una de las marcas más reconocidas de internet, en el buscador más utilizado en todo el mundo y en una máquina de generar dinero.
Brin, el tecnólogo, ha ingresado 39,7 millones y mantiene en cartera 38 millones de acciones, el 14% del capital. Las cifras que manejan en el banco de Page, encargado de los servicios del buscador, son idénticas.
Los dos jóvenes han estado prácticamente desaparecidos en los últimos meses. Hasta que hace unos días se les pudo ver en la revista Playboy, lo que puede costarles un disgusto con el organismo regulador de EE UU (SEC por sus siglas en inglés). Ayer Page se dejó fotografiar con corbata y sonrisa en Times Square.
Para la cabeza pensante de la firma, Eric Schmidt, también hubo recompensa. El presidente vendió acciones por 30,5 millones de dólares y se reserva un 6% de los derechos de voto. Schmidt, fue durante 20 años quien guió la estrategia del fabricante de software Novell. Su fichaje se produjo cuando Brin y Page comenzaron a temer que la cosa se les podía escapar de las manos.
Una subasta holandesa fue el método elegido por la compañía para hacer partícipes a los inversores del precio final de las acciones. La sorpresa, tras fijar una banda orientativa de precio entre 108 y 135 dólares fue mayúscula: los grandes inversores no estaban dispuestos a pujar y los particulares parecían hacerlo por debajo de las previsiones. Así las cosas, Google bajó el listón y sus acciones comenzaron a cotizar ayer a 85 dólares.
De la euforia al pesimismo en cinco días, los que duró la subasta. En la última jornada, accionistas como las sociedades de capital riesgo Sequoia Capital y Kleiner Perkins se retiraban de la OPV. El volumen de la colocación pasó de 25,7 millones de acciones a 19,6 millones.
Sin embargo, la nómina de millonarios no termina en los fundadores de Google y su tutor empresarial, Schmidt. Ram Shriram, personaje del capital riesgo conocido como uno de los Ángeles de Silicon Valey, engrosa sus ahorros con 22 millones; y David Cheriton, profesor de Stanford, se ha embolsado 28,1 millones.
Dos competidores de Google, Yahoo y AOL, son otros de sus accionistas presentes en la colocación. El portal californiano vendió 1,6 millones de acciones por 133 millones. Y AOL rozó el millón de valores, que le reportaron 76,7 millones. Ambas mantienen una pequeña cuota de decisión en una empresa que amenaza con comérselas.
Posible avalancha de títulos en apenas 15 días
El éxito en el estreno de Google en el parqué no pone punto final al principal folletín bursátil del verano. Al contrario, la oferta señala lo que puede ser el inicio de una avalancha de títulos, pese a las dificultades para vender la primera parte.Según el folleto, en apenas 15 días, empleados y ejecutivos podrán ya colocar 4,6 millones de títulos en su poder, al acabar el llamado lock up. En 90 días, podrán vender 39,1 millones de acciones y 24,9 millones en 120 y 150 días. Un mecanismo diseñado para estabilizar la acción, aunque tal y como recoge el documento, la brevedad del plazo establecido se puede volver en contra y provocar caídas.