Los expertos temen que el mercado se pare ante las elecciones de EE UU
La Bolsa española marcó la mayor caída del año tras las elecciones del marzo. El Ibex recuperó lo perdido en menos de dos semanas, y enseguida volvió a colocarse como uno de los índices más rentables en el año. Las elecciones de EE UU, que se celebran el 2 de noviembre, pueden afectar más a la Bolsa, si no lo están haciendo ya.
'Las elecciones pueden provocar un parón en las Bolsas. Será crucial lo que haga el ganador con el déficit y las pensiones. Las propuestas demócratas de endurecimiento fiscal tendrán un efecto contractivo, y las decisiones referentes al sector energético y farmacéutico son importantes. La Bolsa no está teniendo en cuenta estos factores, y tienen implicaciones malas', explica Avelino Hernández, de Sabadell Banca Privada.
En teoría, las posiciones de George W. Bush son más favorables para la Bolsa en la medida en que Kerry plantea revisar la rebaja fiscal -más favorable a los ricos- de Bush y que, en general, este último tiene un enfoque más favorable a la gran empresa. Pero en este tipo de situaciones, más que el resultado final de las elecciones, pesa el periodo de incertidumbre. Como explica José Carlos Díez, de Intermoney, 'el mercado no se ha decantado por ningún candidato. Hay mucha incertidumbre que puede mantener alejado al inversor final. Las elecciones coincidirán, además, con los resultados del tercer trimestre'.
Sólo Roosevelt, en 1936, fue reelegido con una Bolsa tan bajista como la del periodo de George W. Bush
El terrorismo es otra baza que juega en contra del mercado, pues las elecciones pueden aumentar el riesgo de un atentado, con lo que ello supone para la Bolsa. 'Es un periodo de incertidumbre, acompañada de un aumento de la prima de riesgo por el miedo a atentados terroristas y las dudas sobre el ganador', señala Silvia García-Castaño, de la gestora de BNP Paribas.
No todos los expertos están de acuerdo. Ramón Carrasco, de Beta Capital, afirma que 'la estadística dice que los meses previos a las elecciones son buenos para la Bolsa. Según un estudio que hemos realizado entre 1973 y 2003 los meses de agosto, septiembre y octubre del año electoral suelen ser positivos'.
En plazos más largos, desde 1912, el Dow Jones presenta una rentabilidad media el año electoral del 6,25%, algo inferior a la media general (7,69%). El mejor año del ciclo electoral es el tercero, esto es, el anterior a las elecciones, pues se suele estimular la economía con recortes de impuestos o aumentos de gasto, y el Dow sube de media un 17,23%.
Los candidatos tienen muy en cuenta la coyuntura económica, sobre todo después de que Bush padre, ganador de la Guerra del Golfo, perdiese ante un Clinton que colgó en su oficina de campaña el lema 'es la economía, estúpido'. El viernes, Kerry ya se encargó de culpar de los malos datos de empleo a la mala gestión de Bush.
En los últimos 104 años el partido de la Casa Blanca sólo ha perdido 10 elecciones. En seis de ellas la Bolsa ganó menos del 20% en la legislatura. En las otras cuatro (como 1992 y 2000), el Dow marchó mal el último de los cuatro años. En las 16 ocasiones en las que ha ganado el partido en el Gobierno la Bolsa ha subido el 49% en la legislatura. Malas noticias para Bush, pues el Dow está un 7% por debajo de donde estaba cuando ganó las elecciones. Sólo Roosevelt fue reelegido con un mercado tan malo.
Los donativos de Wall Street, a Bush
Por goleada. Las firmas de Wall Street tienen claras su preferencias. Han donado a la campaña de George W. Bush más de siete millones de dólares, casi el triple de los fondos aportados a Kerry. Los republicanos, tradicionalmente, son más permisivos con las prácticas de la banca, aunque si a los fondos recibidos por Kerry se suman los de otros candidatos demócratas, la ventaja de Bush se queda en un 70%.
Kerry, con ventaja en el mercado de futuros
El tirón veraniego de John Kerry en las encuestas, o el retroceso de Bush, ha dado la vuelta a las previsiones del mercado de futuros sobre elecciones que organiza desde hace años la Universidad de Iowa, un experimento que trata de calibrar la capacidad predictiva de las Bolsas. Las apuestas hacia Bush se pagan a 0,46 a uno, y las de Kerry 0,54 a uno, lo que implica una probabilidad estimada de victoria de Kerry del 54%.