Invertir en el futuro del país
El negocio de las telecomunicaciones se encuentra en plena recuperación después de la crisis que se desató el año 2000. Indicadores como el consumo o el resultado de las grandes operadoras en prácticamente todo el mundo apuntalan esa tesis. No obstante, hay una variable, la inversión, que no acaba de revitalizarse.
Los últimos datos que se manejan al respecto apuntan a que la inversión cayó el año pasado a los niveles previos a la puesta en marcha de la liberalización del sector. En concreto, el volumen global en 2003 ascendió a unos 4.500 millones, con una caída del 18% respecto al ejercicio precedente. El descenso porcentual es inferior al anotado en 2001 y 2002, aunque la cifra global está a años luz del récord conseguido en 2000, cuando se disparó hasta 10.187 millones.
Un análisis más detallado de los datos muestra un cambio significativo en el origen de las inversiones. Es la primera vez que los tres operadores de telefonía móvil (Telefónica Móviles, Vodafone y Amena) incrementaron sus inversiones respecto al ejercicio precedente. Un 8%, con lo que alcanzaron una cifra total de 1.400 millones.
Los expertos estiman que el retroceso de la inversión se debe a un cóctel de factores. En primer lugar, consideran que en la actualidad hay una red bastante desarrollada, pero a la que aún no se le ha sacado el suficiente partido comercial, extremo al que están dedicando ahora gran parte de sus esfuerzos. A ello se suma el retraso del UMTS, que debía haber cogido el relevo del grueso de las inversiones en el sector. Precisamente ayer se constituyó la denominada Comisión Sectorial para el Despliegue de Infraestructuras de Radiocomunicación, cuya misión es allanar el camino para facilitar el despliegue de las antenas de telefonía móvil, que se está topando con serias dificultades administrativas. El resultado de esta comisión puede ser clave para que el pulso inversor de las empresas de telecomunicaciones vuelva a recobrarse. E invertir en tecnología es invertir en futuro.