De Beers salda cuentas de 10 años con la justicia de EE UU
En EE UU se compran muchos diamantes, más de la mitad de los que se venden en todo el mundo. Sin embargo, De Beers, la empresa sudafricana fundada en 1888 y aún una de las más poderosas del mundo, no opera directamente en este mercado. La razón es que desde 1945 tiene problemas con la justicia que la ha acusado repetidamente ante instancias civiles de fijación de precios artificiales gracias a su posición de dominio.
Más aún, sus directivos tenían prohibida la entrada en el país y se arriesgaban a ir a la cárcel si cruzaban la frontera. Además, en 1994 se presentó una querella criminal ante un tribunal de Ohio en el que se les acusaba, junto a General Electric, de fijar precios en el mercado de los diamantes industriales (usados como herramientas). Pero todo esto acaba de cambiar.
El martes por la tarde, un representante de De Beers aceptó la culpabilidad de la empresa y pagó una multa de 10 millones de dólares. Desde la compañía se admitió ante el juez que a principios de los noventa conspiraron con otra empresa para distorsionar el mercado de diamantes industriales. De Beers no menciona el nombre de 'la otra' en su declaración y para los archivos judiciales queda la sentencia de no culpabilidad de GE en 1994 durante un juicio en el que los sudafricanos no comparecieron y retuvieron documentos necesarios para un proceso en el que la compañía americana se declaró inocente. La admisión de culpabilidad no afecta a GE, que vendió la filial especializada en diamantes en 2003.
La acción de De Beers ha sido descrita por la empresa como un esfuerzo para ser intachable en todo el mundo y operar con libertad en un mercado que mueve unos 55.000 millones de dólares. A la agencia Bloomberg declaraban que no se deseaba 'ser un paria en EE UU'. Y es importante porque aunque desde su fundación por el colonizador británico Cecil Rhodes hasta ahora De Beers ha controlado la mayoría del mercado, la competencia es cada vez más fuerte según se abren nuevas minas en Australia, Canadá y Rusia. Declarándose culpable, los sudafricanos pueden operar en EE UU sin necesitar intermediarios, como han hecho desde el final de la II Guerra Mundial, y ser más agresivos. Desde De Beers niegan que esta acción ante la justicia esté relacionada con el hecho de que la competencia se haya intensificado en el mercado de los diamantes sintéticos.
En el mercado al detalle, la empresa, controlada por Anglo American y la familia Oppenheimer, tiene un acuerdo para vender sus gemas con la francesa LVMH pero apenas tiene más que una tienda en Londres y puntos de venta en centros comerciales en Japón. A fin de año abrirá dos locales con la compañía francesa en EE UU y se afirma que no hay planes de operar solos.
El cambio más inmediato se producirá en el mercado mayorista ya que hasta ahora los clientes americanos de De Beers trataban con intermediarios o se desplazaban fuera del país para participar sesiones de ventas que celebraba fuera de las fronteras americanas. Ahora De Beers puede mandar a sus directivos a negociar con ellos.
Fuentes jurídicas temen, no obstante, que la declaración de culpabilidad de lugar a más querellas. De hecho, ya hay varias pendientes que les acusan de posición dominante aunque en De Beers dicen que carecen de fundamento.
Plantar cara a los grandes de siempre
Está previsto que a fin de año se abra la primera tienda al por menor de De Beers y LVMH en Nueva York, algo que en el sector se cree que ha dado más razones para zanjar los problemas judiciales. Se situará en la Quinta Avenida, rivalizando con Cartier, Bulgari y Tiffany, un icono gracias a Truman Capote y Audrey Hepburn. Los planes pasan por abrir otro centro en Los Ángeles.