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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Hacer frente a la deslocalización

El debate sobre la migración de empresas hacia países con menores costes se ha visto agitado en las últimas semanas por las noticias sobre multinacionales que acceden a mantener sus fábricas en la vieja Europa a cambio de que los empleados aumenten su jornada laboral sin recibir una retribución mayor. Siemens lo ha hecho en Alemania; Bosch, en Francia. Y pronto podrían sumarse otras, porque incluso los grandes sindicatos industriales están dispuestos a hacer este tipo de concesiones con tal de evitar la fuga de empleo hacia países con costes salariales más bajos. Sin embargo, se trata sólo de respuestas puntuales que probablemente no se generalizarán y que, en último término, no lograrán frenar esta dinámica.

Lo que antaño se conocía como dumping social y que ahora llamamos todos deslocalización ha existido siempre y resulta especialmente imparable en una economía cada vez más globalizada. España se benefició de este fenómeno en los años del tardofranquismo, atrayendo a multinacionales como Fiat, Renault o Ford a golpe de mano de obra barata y razonablemente cualificada. Ahora sigue haciéndolo, transfiriendo a Marruecos las llamadas de los servicios de telemarketing o la fabricación de prendas textiles que serán comercializadas con etiqueta española.

La deslocalización forma parte de la dinámica natural del mercado y, además, es necesaria para impulsar el desarrollo de los países con economías menos avanzadas. En un país como España, con alto nivel de renta y desarrollo, el debate no debería ser cómo frenar la fuga de empresas, sino cómo potenciar la creación y atracción de nuevas actividades económicas, con más valor añadido, que garanticen la competitividad futura del país. Gobierno, patronal y sindicatos inauguraron precisamente ayer las negociaciones para el Acuerdo sobre la competitividad, el empleo estable y la cohesión social, un foro idóneo para afrontar este debate con seriedad y con la mirada puesta en el largo plazo. Las empresas insisten en incluir el debate sobre el abaratamiento del despido. Ojalá no se quede sólo en eso.

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