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Junta del SCH

Junta espinosa

Emilio Botín, presidente del Santander, acudió el año pasado a la junta de accionistas para rendir cuentas de un año aciago en resultados. Doce meses después, la junta se dispone a aprobar las cuentas de 2003 -'el mejor ejercicio de la historia'- con un beneficio neto de 2.611 millones. Los responsables del grupo afrontan, además, su cita con los inversores bajo el efecto reconfortante de un negocio doméstico pujante y un primer trimestre mejor de lo previsto, con crecimientos interanuales en todos los márgenes por primera vez en dos años y un beneficio por acción un 21,2% superior al obtenido un año antes.

Sin embargo, la sensación que flotará en el ambiente será de cierta frustración. La caída del valor y las causas judiciales abiertas obligarán a Botín a realizar un mayor esfuerzo para proyectar ese aureola de triunfalismo que suele lucir en sus intervenciones. El Santander ha sido el segundo valor del Ibex con peor comportamiento bursátil. En lo que va de año acumula un descenso del 5,32%, frente a una subida del índice del 4,8%. En 2003, al contrario, fue el mejor valor bancario y subió un 43,6%.

El extraordinario comportamiento en 2003 es en sí mismo, una losa para el despegue de este año. Pero pesa también, sin duda, la nueva sensibilidad de los mercados, que ha desplazado a un segundo plano los resultados de las compañías y ha convertido a la macroeconomía en la pieza clave para decidir la trayectoria de la Bolsa. Así, el incierto ánimo de los inversores, pendientes de la Reserva Federal, se ha trasladado a las valoraciones del sector bancario, en general, y a las del Grupo Santander, en particular, aquejado por su mayor exposición a Brasil, 'uno de los mercados emergentes con peor comportamiento en los últimos meses como consecuencia de la resistencia del Banco Central de Brasil a bajar los tipos', según Alberto Alonso, de Inversis.

El mercado 'no se plantea que Emilio Botín pueda dejar la gestión del grupo' por problemas judiciales, afirma un analista

En 2003 la apuesta brasileña del Santander confería al grupo un mayor potencial de crecimiento respecto a su eterno rival, el BBVA, con mayor exposición a México. Hoy la situación es justo al revés. Pero además del riesgo en Brasil, hay otros factores que retraen a los inversores. Antonio Ramírez, de Merrill Lynch, asegura que al margen de los factores globales que afectan a todo el sector en Europa, 'al Santander le han perjudicado los rumores de fusión con el británico Abbey National y la posibilidad de que pudiera pagar un sobreprecio'. Manuel Cabezas, de BNP Paribas, cree que 'hay cierta inquietud sobre las estrategias que pueda seguir el grupo, poco claras'. Una indefinición por la que pagó el BBVA el año pasado, cuando no acababa de concretar sus intenciones de compras en Estados Unidos.

En lo que los analistas no se ponen de acuerdo es en el impacto que los frentes judiciales abiertos pueden tener sobre la acción. Cabezas asegura que 'aunque el mercado lo analiza todo nunca se ha planteado que Botín pueda dejar la gestión del grupo'. Macarena Moreno, de Safei, cree que 'mientras no se aclaren estos temas hay recelo entre los fondos de inversión extranjeros', una opinión que no comparte Antonio Ramírez, para quien 'el tema es viejo y colea', ni Iván San Félix, de Intermoney, que afirma que 'el valor tiene mucho potencial al alza y tirará cuando cambie el sentimiento general de la Bolsa'.

Con todo, la brecha en capitalización entre BBVA y Santander se ha reducido a 4.380 millones de euros, después de haber llegado a los 10.000 millones hace tan sólo seis meses. Hay que tener en cuenta, no obstante, que la ampliación de capital para adquirir el 40% de Bancomer también ha ayudado al BBVA a acortar distancias.

En todo caso, la acción del BBVA cotizaba ayer a 11,21 euros, con una revalorización en el año del 2,37%, mientras que el Santander cerró a 8,89 euros, lejos de los precios de saldo que llegó a tocar en sus peores momentos, pero distante todavía de los 9 o 10 euros que creen los analistas marcarán el verdadero punto de recuperación. De todos modos, el Santander sigue siendo el segundo banco de la zona euro por capitalización y aspira a estar entre los diez primeros.

Política de dividendo creciente

El grupo mantiene una política de remuneración creciente de manera que el dividendo ha ido aumentando todos los años. æscaron;nicamente se mantuvo estable en 2002, cuando el beneficio atribuido descendió un 9,62%.Un inversor que adquirió acciones del Santander al precio de cierre de 1993 ha visto revalorizarse sus títulos diez años después un 327,56%. En ese periodo, el Ibex 35 subió un 114,02% y el índice general un 150,3%.A los precios actuales la acción del Santander ofrece una rentabilidad por dividendo superior al 4%. En el periodo 1993-2003, la rentabilidad media anual por dividendo ha sido del 9,7% si se contempla una hipótesis de reinversión del dividendo en acciones.El conjunto del consejo de administración del banco controla el 10,7% del capital: Royal Bank of Scotland (2,87%), Emilio Botín (2,63%), Champalimaud (2,14%), Mutua Madrileña (1,2%), Generali (1,07%) y Abelló (0,25%).Esta será la última junta en la que el requisito para asistir sea poseer 100 o más acciones. A partir de ahora bastará con una acción, de acuerdo con la máxima del gobierno corporativo: 'Una acción, un voto'.

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