El estatus social ayuda a vivir más
¿Por qué los ganadores de un Oscar viven un promedio de cuatro años más que el resto de actores de Hollywood? ¿Por qué la experiencia de vida es mayor para un hombre blanco residente en el Condado de Montgomery que para uno negro del centro de Washington si sólo les separan 20 kilómetros de metro? O ¿por qué los japoneses gozan de mejor salud que los habitantes de otras poblaciones ricas del mundo?
Michael Marmot, profesor de epidemiología del University College de Londres, se ha pasado tres décadas investigando cómo el estatus está directamente relacionado con la salud y la longevidad. Los resultados han sido publicados en el libro El síndrome del estatus (Bloomsbury Publishing).
El científico defiende que que la jerarquía sirve de guía sobre la salud. Más concretamente, la sensación de autonomía, del control que las personas tienen sobre sus vidas. Cuanto menor es la jerarquía en la que se encuentra el individuo, menor es la posibilidad de que posea un control completo sobre su vida. Por eso, el estatus está en parte relacionado con cómo se ve uno a sí mismo y cómo lo ven los otros. No es sólo una cuestión de dinero, que para Marmot es importante, pero sólo como indicador. Lo explica con algunos ejemplos: los habitantes de Grecia y Malta son más pobres pero viven mucho más que los británicos y los norteamericanos, mientras que los paupérrimos habitantes de Kerala, en el sur de la India, gozan de mejor salud que los de otras poblaciones pobres del mundo.
origen
l El origen de la investigación de Marmot son los estudios Whitehall, un proyecto iniciado en los años 60 destinado a analizar la salud de los empleados públicos británicos. Marmot comprobó que en este colectivo el riesgo de morir de una enfermedad coronaria disminuía con el aumento de la jerarquía laboral. Un descubrimiento que es válido para todos los servicios públicos del resto de países, por muy diferentes que sean.