El riesgo político y el precio del crudo
La escalada del precio del petróleo demuestra el limitado poder que tiene la OPEP para controlar los precios. El autor asegura que la gran inquietud que sufren los mercados se debe a factores políticos, y sostiene que las perspectivas a corto plazo no son halagüeñas
La escalada de los precios del petróleo, que han llegado a superar máximos de 14 años en las últimas semanas, está causando gran preocupación en los países consumidores, que observan con gran temor el efecto que estas subidas pueden tener en la recuperación de sus economías. Las previsiones de crecimiento mundial del FMI para 2004 se han elaborado sobre una hipótesis de 30 dólares el barril, lejos de los 36 dólares que ronda en la actualidad el barril de brent. Un aumento de cinco dólares sostenido a lo largo de 12 meses puede suponer un recorte de hasta tres décimas en la tasa de crecimiento internacional.
En España la inflación registró en mayo un incremento en tasa interanual de seis décimas, la mayor subida desde 1992, situándose en el 3,4%, y se espera que la subida de los precios del petróleo provocará aún más inflación en los próximos meses.
En España, el IPC aumentó en mayo hasta el 3,4%, y se espera que la subida del precio del petróleo provocará aún más inflación
De acuerdo con el presidente de la OPEP, el indonesio Purnomo Yusgiantoro, los altos precios actuales se deben a factores sobre los cuales el cártel no tiene control: la especulación en mercados futuros (el interés especulativo en los futuros de crudos está en los niveles más altos de los 10 últimos años), las preocupaciones por la inestabilidad en el Oriente Medio, y los aumentos de la demanda particularmente en EE UU, y China. La OPEP sin embargo, es también parcialmente responsable de estas subidas. Este año se estima que la demanda global por petróleo aumentará un 16%. Sin embargo, hasta hace muy poco el cártel había desestimado el aumento de la demanda y seguía reduciendo la producción para subir los precios.
Sin embargo, la escalada actual demuestra el poder limitado del cártel para controlar los precios. Pese a que los 10 países miembros de la OPEP con derecho de voto siguen teniendo las llaves de la producción, no pueden controlar factores exógenos que tienen un serio impacto en los precios. De hecho, las últimos subidas responden a etapas de recrudecimiento de la violencia en Oriente Medio que han llevado al aumento de la prima del terror. Durante el mes de mayo los ataques de la resistencia a las instalaciones petrolíferas en Irak, la intensificación del conflicto en Palestina, y los atentados en Arabia Saudí han enervado a los mercados y contribuido a la subidas del precio hasta los 42 dólares por barril. Este factor de riesgo político se ha intensificado por las crisis en Nigeria y Venezuela. Son estos factores políticos los que están generando gran inquietud en los mercados que observan con preocupación cualquier acontecimiento que pueda afectar a la producción.
Las perspectivas a corto plazo no son muy halagüeñas. Por un lado, con la excepción de Arabia Saudí, Kuwait, y los Emiratos Árabes, la capacidad de los países miembros de la OPEP de aumentar su producción es muy limitada. La capacidad de la OPEP se ha visto reducida durante las últimas décadas por eventos como las dos guerras del Golfo, la Guerra entre Irak e Irán, la crisis política y económica en Nigeria, y la huelga de los trabajadores de la compañía Petróleos de Venezuela (PDVSA), en Venezuela en 2002.
Además, la decisión de la OPEP de la semana pasada de aumentar su cuota diaria un 8,5% hasta dos millones de barriles adicionales, se ve contrarrestada por el hecho de que muchos de estos países ya están sobreproduciendo para beneficiarse de los altos precios, y por tanto el aumento real de la oferta será limitado. Por otro lado, las tensiones en Oriente Medio y en Venezuela están lejos de ceder. Los atentados en Arabia Saudí contra ciudadanos occidentales, y la aprobación en Venezuela del referéndum para decidir la continuidad del presidente Chávez añade nuevas incertidumbres a una situación ya de por si muy complicada.
Dado que Arabia Saudí es el país que más capacidad tiene de aumentar la producción (produce unos 9 millones de barriles al día y puede llegar a 10,5 millones), la inestabilidad en el reino saudí es un elemento de gran riesgo con implicaciones de gran calado. La posibilidad de que el deterioro de la situación lleve al colapso de la casa de Saud y a una confrontación civil puede tener un efecto devastador en los mercados.
El único signo positivo es la aprobación por unanimidad por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de la Resolución relativa a la soberanía de Irak. En cualquier caso, está por ver si la Resolución tendrá un impacto positivo a corto plazo en la estabilidad del país.
Una vez más los países consumidores, incluyendo España, se encuentran a merced de acontecimientos que difícilmente pueden controlar, pero que pueden tener un serio impacto en la marcha de sus economías y en las perspectivas de recuperación. Las circunstancias actuales muestran, una vez más, la necesidad perentoria de reducir el consumo de petróleo y potenciar el desarrollo de nuevas energías.