El fiscal de Nueva York demandará a Richard Grasso
Eliot Spitzer, fiscal de Nueva York, demandará al ex presidente de la Bolsa de Nueva York Richard Grasso por sus excesivas retribuciones.
Eliot Spitzer, el fiscal de Nueva York que con los casos de las recomendaciones engañosas se convirtió en la cara visible de la cruzada contra las irregularidades financieras, ha puesto ahora en su mira a Richard Grasso. El polémico ex presidente de la Bolsa de Nueva York que tuvo que dimitir en verano pasado por la polémica creada alrededor de su excesivo salario. Grasso cobró, bajo conceptos de salario y beneficios diferidos, 188 millones de dólares (156 millones de euros).
Recuperar este dinero es el objetivo de la demanda que presentará Spitzer la próxima semana, según la agencia Reuters. En ello ha estado trabajando desde que a principios de año la nueva ejecutiva de la Bolsa de Nueva York se interesase por las posibilidades de recuperar el dinero por la vía judicial. Según la ley del Estado de Nueva York, las retribuciones de los ejecutivos de una organización sin ánimo de lucro -como la Bolsa de Nueva York- han de tener correspondencia con los servicios prestados.
El salario de Grasso era excesivo hasta para una empresa privada con el volumen de ingresos y beneficios de la Bolsa, y totalmente desproporcionados si se tienen en cuenta las menores responsabilidades que implica un negocio regulado.
La demanda, según el diario británico Financial Times, podría ser extensible a otros directivos del parqué neoyorquino. Durante la época de Grasso numerosas personalidades del mundillo financiero desfilaron por el consejo de la Bolsa de Nueva York, por lo que el eventual juicio tiene papeletas para convertirse en un espectáculo por el que desfile la crema de las finanzas.
Grasso ha expresado a la revista Newsweek su intención de pelear por su paquete de retribuciones de 188 millones de dólares, si bien estaría dispuesto a ceder 48 de ellos -los de pago diferido- si la Bolsa deja de 'manchar su nombre'.
Posible acuerdo
El pacto extrajudicial ha sido el mecanismo mediante el que personas y entidades acusadas de irregularidades financieras han esquivado la condena pública. Por ahora los contactos de Grasso con la justicia no han dado sus frutos, pero la cercanía del juicio podría desatar el acuerdo.