Europa no ha conseguido la colaboración helvética para combatir la evasión fiscal
Entre los acuerdos firmados ayer por Suiza y la Unión Europea, el de fiscalidad del ahorro ocupaba un lugar prominente. Por su importancia y por el fracaso que ha supuesto para las aspiraciones comunitarias. Ayer, además, el presidente suizo, Joseph Deiss, advirtió que el proceso de ratificación del acuerdo puede ser largo y complicado, por lo que quizá no haya concluido antes del 1 de enero de 2005, fecha en que la UE tiene previsto comenzar a aplicar su directiva de armonización fiscal del ahorro. 'Tiene que pasar el acuerdo por las dos cámaras del Parlamento y, quizá, por un referéndum', señaló Deiss en rueda de prensa posterior a la cumbre Suiza-UE celebrada en Bruselas. 'No se puede garantizar que lleguemos a tiempo'.
La Unión ha tenido que resignarse a que Suiza mantenga el secreto bancario incluso en aquellos casos en que la petición de información sobre un inversor obedezca a una investigación judicial.
Berna temía que la incorporación al sistema de apertura de fronteras de Schengen (prevista para 2006 o 2007) sometiese a Suiza a unas obligaciones de colaboración judicial que minasen el secreto bancario. La UE rechazó tajantemente esta argumentación, pero Suiza la convirtió en requisito previo para suscribir el compromiso de aplicar una retención fiscal a los intereses de los ahorros depositados por ciudadanos europeos en los bancos helvéticos.
El calendario jugaba a favor de Suiza, porque la UE se había impuesto de plazo el 30 de junio para ratificar su propio acuerdo interno de armonización fiscal del ahorro. Y en el seno del club, Berna contaba con la connivencia tácita o explícita de los tres países -Luxemburgo, Austria y Bélgica- que aún cuentan con secreto bancario. Nadie dudaba de que Luxemburgo, sobre todo, bloquearía el acuerdo si Suiza no aplicaba un marco de colaboración fiscal similar al fijado por la UE.
La semana pasada, finalmente, la UE cedió, con el disgusto manifiesto, expresado por escrito, de España, Italia, Francia, Suecia y Holanda. Suiza se limitará a aplicar una retención de entre el 15% y el 35% a los intereses de los depósitos de contribuyentes europeos, y remitirá el 75% de esa cantidad a la hacienda de su país de origen. No es poco, teniendo en cuenta que Luxemburgo, socio de pleno derecho de la UE, tampoco hará más.