El candidato anuncia un cambio pactado de la Constitución pese a las reservas del PP
La reforma negociada del texto constitucional comprometida ayer por Zapatero tendrá cuatro objetivos: la modificación del Senado para convertirle en una Cámara de representación territorial; el cambio de la regulación del orden sucesorio en la Corona para no discriminar al sexo femenino; el reconocimiento de las 17 comunidades autónomas, más Ceuta y Melilla, tal y como hoy están configuradas y la incorporación de una referencia a la próxima Constitución europea.
La iniciativa no es del agrado del PP, según aclaró Mariano Rajoy, quien aconsejó a Zapatero que no abra este debate sin tener garantizado de antemano el apoyo de su partido a la reforma.
Zapatero también anticipó el respaldo del próximo Gobierno a las reformas estatutarias pendientes siempre que respeten la Constitución y vengan avaladas por un amplio consenso político. Antes del verano se reunirá con todos los presidentes autonómicos, sin excepción, y en el otoño creará la conferencia que agrupará a todos ellos, pensada como complemento del Senado.
La recuperación del diálogo político abarcará también una reunión inminente de Zapatero con todas las fuerzas parlamentarias para analizar la situación de la lucha antiterrorista, compartir información y decidir estrategias. Los líderes del PP y el PSOE comenzaron sus intervenciones con un recuerdo a las víctimas de la matanza del 11-M. Una decisión ya tomada es la unificación del mando operativo de las Fuerzas de Seguridad del Estado, que buscará también una mayor coordinación con las policías autónomas del País Vasco y Cataluña. Rajoy expresó sus reservas a la ampliación del Pacto antiterrorista a fuerzas como Esquerra Republicana.
Para reforzar la seguridad, el próximo Gobierno aumentará en 36.000 efectivos los cuerpos policiales y creará 1.000 plazas más de jueces.
La recuperación del consenso en política exterior es otro de los objetivos prioritarios de Zapatero. Reiteró su compromiso de retirar las tropas españolas desplazadas a Irak si no hay cobertura de Naciones Unidas al despliegue - 'Mantendré la palabra dada', advirtió- y ante la insistencia de Rajoy para que definiera con mayor exactitud sus posiciones, sentenció: 'Hay que sacar a España de la foto de las Azores'. En ella quedaron inmortalizados el presidente George Bush, el primer ministro británico Tony Blair y José María Aznar.
La regeneración democrática que anunció ayer Zapatero alcanza también a la gestión de los medios públicos de comunicación. 'Vamos a liberar del control del Gobierno a RTVE y a la agencia Efe', dijo. También se comprometió a elaborar un nuevo estatuto fiscal para asegurar su imparcialidad.
Reconocimiento al Ejecutivo saliente
Las buenas formas presidieron en todo momento el choque parlamentario entre Zapatero y Rajoy. El candidato del PSOE, que hoy saldrá investido presidente del Gobierno en primera votación, tuvo, incluso, palabras de reconocimiento para el Gobierno saliente. 'Se ha equivocado en cuestiones esenciales para nuestra convivencia y nuestro progreso pero creo que también ha puesto en marcha iniciativas que han contribuido al progreso de España'. En las próximas semanas, Zapatero remitirá al Congreso un proyecto de ley para incorporar al Consejo de Estado, como vocales natos y permanentes, a todos los ex presidentes de Gobierno de la democracia. 'Todos nos beneficiaremos de su experiencia', comentó Zapatero a escasos metros del escaño azul en el que todavía se sentó Aznar.El próximo presidente prometió un talante dialogante y la máxima transparencia en la gestión pública. Su ideario, recogido de un credo que solía pronunciar su abuelo, es breve: 'Un ansia infinita de paz, el amor al bien y el mejoramiento social de los humildes'. Citando a Miguel de Cervantes, el candidato prometió 'un Gobierno que acompañe a los ciudadanos en sus problemas y en sus sueños. De meollo y de sustancia'. Precisamente, el principal mensaje que intentó combatir Mariano Rajoy en su discurso: 'Usted va a formar un Gobierno inestable y débil, que provocará incertidumbre y desconfianza', vacitinó el líder popular con la mirada puesta en los escaños de Esquerra Republicana.