Civiles en misión de paz
No son militares ni funcionarios, pero constituyen ya un activo clave de la política española de seguridad y cooperación internacional. Abogados, psicólogos, periodistas, arquitectos o ingenieros forman una cantera cada vez más numerosa de civiles preparados para misiones de paz y gestión de crisis que quieren, con su trabajo, contribuir a la reconstrucción de países como Irak o Afganistán, víctimas de conflictos armados.
Son, nada menos, que especialistas en la construcción de la paz, y con esa vocación asumen los riesgos de sus actuaciones sobre el terreno. 'Trabajar en una misión internacional es un reto profesional que te exige ser capaz de utilizar tus conocimientos en situaciones no siempre estables, además de ser flexibles y tener que adaptar dichos conocimientos a las peculiaridades del lugar', explica María López, una licenciada en Derecho que ha optado por enfocar su formación en derecho internacional y derechos humanos. Además de colaborar en distintas ONG en Centroamérica, María López, tras hacer un curso de formación de expertos en asistencia y cooperación rápida con la organización Helsinki España, realizó prácticas en la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) en la misión internacional de Kosovo.
'Trabajar y vivir en otros países te permite conocer mucho mejor otros tipos de sociedades y gentes, con toda su riqueza histórica y cultural. Conoces a personas de todas las nacionalidades que se convierten en amigos de por vida, aunque a algunos no vuelves a verlos jamás', relata María López. La experiencia es para ella, como para tantos otros, tan gratificante que compensa sobradamente 'el riesgo de morir en el trabajo que haces'. 'Es un trabajo que alguien tiene que hacer, por lo que aprendes a ser cauteloso y a vivir adoptando ciertas medidas de seguridad personal', señala.
Y es que los profesionales que acuden a países conflictivos tienen que estar preparados para cualquier tipo de cometido, desde desactivar un campo de minas hasta la supervisión de un proceso electoral. Las áreas de actuación se agrupan básicamente en cuatro: seguridad, protección civil, refuerzo institucional -cómo establecer la Administración de un país- y restablecimiento del Estado de derecho. 'Más allá de la ayuda de emergencia, que también ofrecen muchas ONG, muchas veces se trata de reconstruir un país entero, desde los servicios básicos, hasta todo el sistema de justicia, penitenciario, derechos humanos, etc.', explican en el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Así, cada vez hay más civiles implicados en proyectos de reconstrucción de países bajo el paraguas de organismos internacionales. Refuerzan con sus acciones el papel desempeñado tanto por las fuerzas armadas desplazadas a las zonas de conflicto como por funcionarios de organizaciones, como Naciones Unidas, nacidas para velar por la paz.
En la actualidad hay 3.730 militares españoles fuera de nuestras fronteras en misiones de paz. España comenzó su participación en operaciones de paz en 1989, con la misión de verificación en Angola. Desde entonces, ha participado ya en 9 proyectos en África, 5 en América, 5 en Asia y 25 en Europa (fundamentalmente en el área de la ex Yugoslavia).
En los últimos 25 años las autoridades españolas han realizado una labor intensa para incorporarse a las instituciones y organismos internacionales en las que estaba ausente. Hoy día hay más de 2.100 españoles entre los 27.760 funcionarios totales trabajando en instituciones internacionales, de los que 1.069 lo hacen en organizaciones fuera de la UE.
'Cada vez hay mayor demanda, especialmente de jóvenes, de empleo en estas organizaciones internacionales'. 'Nuestra función es abrirles espacios', explica el embajador en misión especial de la Unidad de Funcionarios Internacionales, Manuel Montobbio.
Cómo formarse para actuar sobre el terreno
José María Aznar se refirió en su discurso de investidura de 2000 a la necesidad de contar con 'funcionarios y expertos en todas las instituciones y organizaciones internacionales a las que pertenece España' y se comprometió a 'ampliar la información, la formación y los incentivos para que un mayor número de españoles puedan acceder a esos puestos'.Pero al margen de los planes de acción puestos en marcha y los cursos especializados que se imparten en la escuela diplomática, en colaboración con el Instituto de Administraciones Públicas, lo cierto es que existen todavía grandes lagunas en la formación de profesionales cualificados para la prevención de conflictos, gestión de crisis y rehabilitación posconflicto.Con el propósito de dar respuesta a estas lagunas surgió el proyecto de formación de la ONG Helsinki España para el refuerzo del programa Rapid Expert Assistance and Cooperation Teams de la Organización para la Seguridad y Cooperación de Europa (OSCE). La secretaria general de esta organización, Ana Nieto, explica que se trata de 'facilitar un canal de acceso a profesionales que necesitan una cualificación específica para actuar sobre el terreno'. 'No es sólo un curso de posgrado, es un curso de preparación inmediata, para que los alumnos se puedan marchar ya a los países que los requieran'.El año pasado 32 alumnos de 13 nacionalidades pasaron por estos cursos, impartidos por especialistas que pueden aportar sus vivencias personales porque 'la mayoría ha estado sobre el terreno'. La demanda supera con creces la oferta y el proceso de selección es muy estricto. Además de licenciatura y dominio del inglés, se pide a los candidatos una carta de motivación y se les somete a varias entrevistas antes de admitirles. Los cursos cuestan 4.700 euros y tienen carácter intensivo (220 horas de lunes a sábado). Están previstos para mayo y octubre.